San Andrés se prepara para acoger la II Cumbre de los Pueblos del Caribe Occidental

Del 9 al 13 de diciembre, la isla de San Andrés será escenario de la II Cumbre de los Pueblos del Caribe Occidental, un encuentro internacional que busca consolidar los lazos históricos, culturales y económicos entre las comunidades afrodescendientes y caribeñas de la región.

La Cancillería de Colombia confirmó la realización del evento, destacando que la iniciativa forma parte del plan de desarrollo nacional “Colombia, potencia mundial de la vida”, con el objetivo de fortalecer la integración de los pueblos más allá de las fronteras geográficas del país.

Según explicó José Miguel Sánchez Giraldo, director de Desarrollo e Integración Fronteriza del Ministerio de Relaciones Exteriores, esta edición busca reconocer la importancia de las comunidades que comparten raíces, tradiciones y desafíos comunes. “Las fronteras de Colombia no terminan en sus costas; se extienden hacia los pueblos hermanos del Caribe que comparten una historia de resistencia y cultura”, afirmó el funcionario.

En esta ocasión, el encuentro contará con la participación de delegaciones de Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras, Guatemala, Belice y Colombia, además de representantes de San Basilio de Palenque, invitados especiales por su valor histórico como primer pueblo libre de América.

Durante la cumbre se desarrollarán ocho mesas temáticas que abordarán asuntos como derechos humanos, lenguas ancestrales, comunicación regional, resiliencia climática, cooperación económica y gobernanza local, buscando consolidar una agenda de integración y cooperación transfronteriza.

Para los líderes de la comunidad Raizal, anfitriones del evento, la cita representa una oportunidad para fortalecer el comercio interregional y proyectar la identidad del archipiélago en el ámbito internacional. “Esta cumbre puede abrir un circuito comercial y cultural de gran impacto para nuestro pueblo”, destacó Richard Francis, vocero de la comunidad.

Con esta segunda edición, San Andrés se consolida como un punto de encuentro clave para el diálogo y la unidad de los pueblos del Caribe Occidental, reafirmando su papel como puente natural entre culturas que comparten una misma herencia y un mismo mar.