¿Qué dicen las oleadas de calor sobre la salud femenina?

 

De acuerdo con expertos, las oleadas de calor, más que un síntoma en la menopausia, son un signo de vulnerabilidad, debido a que las mujeres que presentan más oleadas tienen mayor riesgo de enfermedad cardiovascular y demencia.

Redacción Sociales
LA LIBERTAD

La menopausia llega sin pedir permiso, y como siempre, lo hace con grandes cambios, incluso, en la forma en que las mujeres entienden la vida.
Aunque por años este fue un tema silenciado, hoy se reconoce como una transición natural que invita al autocuidado y a la reflexión, marcando una nueva etapa, donde las mujeres tienen la oportunidad de reconectarse con su salud y sabiduría interior.

De acuerdo con la doctora Isabel Jáuregui, médica ginecóloga, obstetra y presidenta de la Asociación Colombiana de Menopausia (Asomenopausia), esta fase marca “el final de la vida reproductiva, pero no el final de la vida”.
Se presenta cuando los ovarios dejan de producir hormonas y cesan los periodos menstruales, un proceso que ocurre entre los 45 y 50 años, aunque puede adelantarse por factores como el estrés, la genética o la violencia. “Cuando la menopausia llega temprano, puede traducirse en un envejecimiento más difícil para la mujer”, advierte la especialista.

Las conocidas oleadas de calor o sofocos son quizás el signo más visible de la menopausia. El doctor Andrés Daste, ginecólogo y máster en menopausia, explica que estos episodios afectan al 85% de las mujeres y pueden durar entre tres y siete años.
“En otras, los síntomas son distintos. No tienen oleadas de calor, pero presentan aumento de peso, resequedad vaginal, disminución del deseo sexual, pérdida de memoria, sensación de tristeza, nostalgia, ansiedad, angustia por eventos que no han ocurrido, de pronto algo de insomnio, fragilidad en las uñas o pérdida del pelo, es decir los síntomas son muy variables”, detalla el profesional.

Sin embargo, las oleadas de calor, el síntoma predominante en muchísimas mujeres, no solo son un síntoma molesto, sino también pueden ser una señal de alerta. Así lo advierte la doctora Jáuregui, quien agrega que las mujeres que presentan sofocos frecuentes tienen mayor riesgo de enfermedad cardiovascular y demencia, por lo que la consulta médica oportuna es esencial.
Este hallazgo ha llevado a reforzar la importancia del seguimiento clínico y de la educación en salud femenina, especialmente a través de plataformas virtuales que promueven decisiones informadas.

“Vivir la menopausia como una oportunidad”

Durante siglos, la menopausia fue vista como el cierre de un ciclo, una pérdida. Pero desde la mirada actual, es una etapa de transformación, una posibilidad para redefinir la relación con el cuerpo y los hábitos.
El doctor Daste recuerda que en las culturas ancestrales, la mujer en menopausia era considerada sabia, guardiana del conocimiento colectivo. Hoy, rescatar ese valor es parte del bienestar emocional y social que muchas mujeres buscan.
El especialista propone cuatro pilares básicos para transitar esta etapa con salud: lo primero es una alimentación equilibrada, rica en proteínas, verduras y baja en azúcares y carbohidratos refinados; la práctica regular de ejercicio; una adecuada higiene del sueño, y la búsqueda de la calma interior mediante la meditación o actividades que reduzcan el estrés. Estos pilares, dice, son la base para mantener el equilibrio físico y emocional, y para aceptar los cambios sin miedo.

¿Qué pasa con la sexualidad?

Uno de los aspectos menos abordados, pero más significativos, es el impacto de la menopausia en la sexualidad. El doctor Fernando Rosero Mera, sexólogo, asegura que para el 20% de las mujeres esta etapa puede representar una mejora en la vida sexual, pues desaparecen los temores asociados a la fertilidad o los estigmas sociales.
Un 30% no presenta cambios notables, mientras que un 50% experimenta disminución del deseo o molestias físicas como resequedad vaginal y dolor durante las relaciones.
Estas variaciones no deben interpretarse como un retroceso, sino como parte de un proceso fisiológico que requiere comprensión y acompañamiento. “la mujer en esta etapa tiene cambios como le puede pasar a la mujer que está en el post parto, son cambios que debemos entender y sobre esos tenemos que empezar a trabajar como sociedad”, sostuvo.

Más allá de los síntomas físicos, la menopausia invita a mirar hacia dentro, es decir, tomar decisiones que marquen la diferencia entre padecer los cambios o abrazarlos con serenidad, incluyendo un mejor dormir bien, alimentarse con conciencia, mantenerse activa y buscar apoyo profesional.

Cabe destacar que el acompañamiento médico y psicológico también permite reconocer cuándo los síntomas se salen de lo normal y evitar complicaciones mayores.
Finalmente, la menopausia no debe ser vista como un silencio del cuerpo, sino como un nuevo lenguaje que hay que aprender a escuchar, entendiendo sus señales y, al mismo tiempo, permitir abrir la puerta a una versión más plena y consciente de la mujer.