LO IMBECIL DE ESCRIBIR UNA NOVELA

Por Hugo Castillo Mesino

 

El escritor y periodista español Juan José Millas después de haber escrito una treintena entre ensayos, cuentos y novelas decide la búsqueda del reportaje perfecto, que narra su pasado envuelto en la niebla entre la realidad, lo imaginado y lo sitúa frente a una parte de su vida olvidada en el devenir de los años es ahí donde decide escribir «Ese imbécil va a escribir una novela» su vida infantil lo traslada al recordar que desde su casa se podía acceder al banco Hispano Americano, al que visito con su madre a solicitar un crédito y el gerente al verlo le vaticino ser escritor; resultó siendo un ilusionista, un mago de la palabra, un prestidigitador y pensar que ese hombre era su padre, aunque admiraba a su otro padre que leía la biblia y aspiraba con el tiempo leer un libro grande.

No las pasamos cerrando círculos, otros círculos, de eso se trata, no de cerrarlos; según los matemáticos prefieren los cerrados «Perfectos, divinos y expertos». Millas a los 9 años ponía a prueba pericias lectoras e imaginación, sostenía que tenía dos cabezas, que generaban contradicciones y acuerdos. Observaba personas con la cabeza duplicada al estilo de José Saramago «el hombre duplicado» pensaba que con sus dos cabezas era como el papa en el vaticano. Le hicieron un encefalograma y cuando lo entrevistaban los medios inclinaba su cabeza como si fuera duplicada. Lo virtual es real y lo real es virtual, todo depende de cómo se conjuga.

Millas, desde hace rato pensó en la palabra imbécil, hay otra edad en la que te miras al espejo y vez lo que serás, es el edadismo. Dice: mis sueños lucidos son como el estado entre realidad y ficción, uno cuenta su vida y el otro la escribe; cuando tengo un proyecto lo releo, pero uno puede seguir y continuar a ciegas.

Para Millas el periodismo está lleno de colaboradores y se lo que piensan en las redacciones. Soy un trabajador manual de las líneas, un propietario de los caracteres. Lo curioso de las palabras, lo curioso del lenguaje es que nació como herramienta y se ha desarrollado como amo. Estudió filosofía y letras y en la universidad, se hizo amigo de Ricardo que estudiaba arquitectura y Serafín odontología en la gesta revolucionaria en contra de la dictadura de Franco; con el infortunio que el primero y el segundo en confesión al son de unos tragos resultaron ser «Infiltrado» e «Informante» situación que al final lo favoreció, no era el revolucionario, sino de las letras, no obstante, le salvaron la vida.

Serafín parecía un enviado, un profeta. El revolucionario cubano experto de fabricación casera, ese era el informante y Alberto el infiltrado, quien rompía conmigo porque se disponía a escribir una novela, yo viví esa amenaza; cuando te infiltras, sin saber, eres otro, eres tú, pero ese tú, queda encerrado dentro del otro. Millas al escribir su novela pensó que esta debía ser a varias manos y hay estaban las manos de Ricardo y Serafín quienes como infiltrados e informantes conocían el proyecto porque el nieto de Alberto hacia diabluras con el ordenador y manejaba la ciberseguridad, inicialmente en contra de los bancos y después a favor de ella; de tal manera que los escritos de Millas aparecían alterados y al final considero que era una buena contribución para su proyecto de novela a varias manos; Dios podía ser una mosca, pero quién entiende a la mosca.

Se requiere una dosis de terquedad para escribir «Ese Imbécil va a Escribir una Novela» Primero me parió la lectura, perdón su madre; todo lo que no es tradición, es osmosis. Te acuestas el lunes con el mismo cuerpo del domingo, el tuyo y te levantas el martes con el otro, con dos cabezas, aunque una de ellas invisible como la mía; otra vez el edadismo suele estar presente.

Millas el escritor entre realidad y ficción, nos enseña que somos seres en construcción, incompletos, tenemos neuronas divergentes, convergentes, hostil, normal, anormal, con agujeros creativos. Puede ser que tengas problemas demenciales o seas lo suficientemente cuerdo, o practiques pacifismos militantes.

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Comunicador Social y Periodistas