El expresidente espera la decisión de segunda instancia que podría ratificar, modificar o revocar la pena de 12 años de prisión domiciliaria por soborno y fraude procesal.
Colombia se prepara para conocer este martes una de las decisiones judiciales más trascendentes de los últimos años: el fallo de segunda instancia contra el expresidente Álvaro Uribe Vélez, condenado a 12 años de prisión domiciliaria por los delitos de soborno en actuación penal y fraude procesal.
El Tribunal Superior de Bogotá dará a conocer su decisión tras estudiar las apelaciones presentadas por la defensa del exmandatario y por la Procuraduría, que cuestionan la solidez jurídica del fallo emitido por la jueza Sandra Heredia, del Juzgado 44 Penal del Circuito de Bogotá.
Uribe, líder del Centro Democrático y primer expresidente colombiano condenado penalmente, enfrenta un proceso que lleva más de trece años en los tribunales. La decisión del Tribunal fue adoptada la semana pasada y será notificada a las partes en audiencia pública.
Posibles escenarios
De acuerdo con expertos, el Tribunal podría confirmar la condena, reducir la pena si desestima alguno de los delitos o incluso absolver al exmandatario si encuentra inconsistencias en las pruebas.
La sentencia, sin embargo, no sería definitiva, ya que podrá ser apelada ante la Corte Suprema de Justicia, que tendría la última palabra sobre el futuro judicial de Uribe.
Un caso que cambió la historia judicial del país
El origen del proceso se remonta a 2012, cuando Uribe demandó al entonces congresista Iván Cepeda por presunta manipulación de testigos. La Corte Suprema de Justicia no solo lo exoneró, sino que abrió investigación contra Uribe por supuesta presión a testigos para desvincularlo de casos de paramilitarismo.
En septiembre pasado, el abogado Diego Cadena, vinculado al caso, fue condenado a siete años de prisión domiciliaria por soborno en actuación penal.
Uribe sigue activo políticamente
Pese al proceso judicial, Uribe mantiene presencia en la arena política. Encabezará la lista cerrada al Senado por el Centro Democrático en 2026, con la meta de consolidar una coalición de derecha rumbo a las elecciones presidenciales del 31 de mayo de ese año.