La comunidad educativa de la institución teme una tragedia por el deterioro de una edificación escolar abandonada hace cuatro años a orillas del embalse del Guájaro. *Piden a la Alcaldía de Sabanalarga la demolición inmediata del edificio para evitar un colapso.
En el corregimiento de Aguada de Pablo, jurisdicción del municipio de Sabanalarga, crece la preocupación entre los habitantes por el inminente riesgo que representa una estructura escolar abandonada desde hace más de cuatro años. La edificación, que fue reemplazada por la construcción de un megacolegio a orillas del embalse del Guájaro, hoy se encuentra en ruinas y amenaza con colapsar en cualquier momento.
Según los vecinos, tras suspenderse el funcionamiento de la antigua institución, el edificio quedó abandonado sin medidas de protección. Con el paso del tiempo, la falta de mantenimiento y la exposición constante al sol y la lluvia deterioraron la infraestructura. Hace aproximadamente un año, el lugar fue saqueado por algunos residentes del sector, quienes desmantelaron techos, puertas y ventanas, dejando las paredes y columnas totalmente expuestas a la intemperie.
El deterioro ha llegado a un punto crítico. Varias vigas, muros de contención y paredes presentan fracturas profundas que podrían desprenderse y caer sobre el colegio privado Cristo Rey, ubicado justo al lado de la estructura en riesgo. Este plantel funciona actualmente con decenas de niños y niñas que asisten diariamente a clases bajo la amenaza constante de un posible colapso.
Adriana Cabrera, directora del colegio Cristo Rey, manifestó su preocupación por la falta de respuesta de las autoridades municipales. “Hace dos meses acudimos con varios padres de familia ante la Inspección de Policía para reportar la situación. El inspector elaboró un informe y lo remitió a la Alcaldía de Sabanalarga, pero hasta el momento no hemos recibido ninguna solución”, aseguró Cabrera.
Lluvias socavan el terreno…
La comunidad educativa teme que las lluvias de las últimas semanas agraven aún más la estabilidad del inmueble, por lo que insisten en que se ordene la demolición inmediata. “No podemos esperar a que ocurra una tragedia para que las autoridades actúen. Lo que pedimos es prevención y responsabilidad”, añadió la directora.
Los habitantes de Aguada de Pablo también han pedido que, una vez se retire la estructura, se le dé un nuevo uso al terreno para beneficio de la comunidad, evitando que el espacio siga siendo un foco de peligro o deterioro.
Mientras tanto, padres, docentes y estudiantes permanecen en alerta, a la espera de una intervención que ponga fin a la incertidumbre y garantice la seguridad en el entorno escolar del corregimiento.