El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció la suspensión total de los pagos, subsidios y programas de cooperación destinados a Colombia, en medio de un creciente deterioro en las relaciones bilaterales y de fuertes críticas hacia el Gobierno colombiano. La medida, comunicada desde la Casa Blanca, supone el fin inmediato de los desembolsos que Washington realizaba anualmente al país suramericano para la lucha contra el narcotráfico, la implementación de los acuerdos de paz y diversos proyectos sociales y de desarrollo rural.
“No seguiremos financiando gobiernos que no cumplen sus compromisos y que fallan en su responsabilidad de frenar el narcotráfico”, declaró Trump durante un breve pronunciamiento en Washington, calificando a Colombia como un “socio que ha perdido el rumbo”. La decisión deja en el aire más de 500 millones de dólares anuales en cooperación, según estimaciones del Departamento de Estado, recursos que se destinaban principalmente a programas de erradicación de cultivos ilícitos, reincorporación de excombatientes y apoyo a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP).
Expertos advierten que la suspensión podría poner en riesgo la estabilidad de las regiones rurales que dependen de esos fondos para el desarrollo alternativo. “Estamos ante un golpe fiscal y estratégico de grandes proporciones. Si el Gobierno colombiano no actúa rápido, se podrían paralizar proyectos de seguridad, justicia transicional y sustitución de cultivos”, explicó la analista internacional Laura Restrepo.
Ante la medida, la Cancillería colombiana llamó a consultas al embajador en Washington, Daniel García-Peña, y convocó una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad Nacional. En un comunicado oficial, el Gobierno calificó la decisión como “inamistosa y desproporcionada”, señalando que Colombia ha cumplido con sus compromisos internacionales y mantendrá su política de cooperación dentro del marco de su soberanía.
La noticia generó un fuerte debate político en el país. Mientras sectores de la oposición acusan al Gobierno de haber deteriorado la relación con Estados Unidos, voces del oficialismo sostienen que la crisis abre una oportunidad para redefinir la política exterior y romper la dependencia económica. El expresidente Juan Manuel Santos lamentó la suspensión, afirmando que sin la cooperación estadounidense el proceso de paz podría entrar en una etapa crítica. En contraste, la senadora María José Pizarro aseguró que Colombia debe asumir su propio rumbo, sin tutelas extranjeras.
Analistas internacionales coinciden en que la decisión de Trump marca un antes y un después en la política estadounidense hacia América Latina. Algunos la interpretan como una represalia política, mientras otros la ven como una oportunidad de “terapia de choque” para la soberanía colombiana. El economista Rafael Pardo sostuvo que “esto puede ser un desastre inmediato, pero también un despertar. Si Colombia logra sortear la crisis y diversificar sus alianzas, podría salir fortalecida en términos de autonomía y soberanía”.
Fuentes diplomáticas confirmaron que el Gobierno colombiano explora alternativas de cooperación con la Unión Europea y países asiáticos, además de mecanismos de financiación propios para mantener activos los programas afectados. Mientras tanto, el presidente colombiano prepara un pronunciamiento al país en el que explicará las medidas de contingencia que se adoptarán para enfrentar esta crisis sin precedentes en las relaciones bilaterales con Estados Unidos.