Una fuerte discusión se ha encendido al interior del uribismo colombiano. Cada vez son más las voces dentro del propio partido que prefieren no mencionar, o incluso desvincularse, del gobierno de Iván Duque Márquez (2018-2022), el mandatario que llegó al poder con el respaldo directo del expresidente Álvaro Uribe Vélez.
En redes sociales y foros políticos se ha popularizado la frase “los uribistas quieren borrar de la historia el gobierno de Iván Duque”, reflejando un evidente malestar entre las bases del movimiento que alguna vez lo defendió.
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DISTANCIAMIENTO SILENCIOSO
Aunque ningún dirigente del Centro Democrático lo ha dicho abiertamente, el distanciamiento es evidente. Figuras que en su momento fueron pilares del uribismo evitan referirse a la gestión Duque o simplemente omiten sus políticas en los balances internos del partido.
El expresidente Uribe Vélez, por ejemplo, ha centrado su discurso en la necesidad de una “renovación del proyecto político” y en promover nuevas figuras, evitando hacer balance del gobierno que impulsó hace apenas tres años.
UN LEGADO CUESTIONADO
Durante su administración, Duque enfrentó movilizaciones masivas, especialmente tras la fallida reforma tributaria de 2021, que generó uno de los estallidos sociales más grandes en la historia reciente del país.
La Corte Constitucional incluso determinó que durante esas protestas se vulneraron derechos fundamentales como la libertad de expresión y la reunión pacífica.
Además, el incremento de asesinatos de líderes sociales, el manejo de la pandemia del COVID-19 y la percepción de falta de liderazgo frente a temas de seguridad marcaron un deterioro en la imagen del entonces presidente.
DEFENSORES AISLADOS
Aun así, Duque ha intentado defender su gestión. En agosto pasado, el exmandatario recordó que su gobierno implementó programas como Ingreso Solidario, devolución del IVA y matrícula cero para estudiantes de bajos recursos, asegurando que dejó bases sólidas para la recuperación económica tras la pandemia.
Sin embargo, sus argumentos no han calado ni siquiera dentro del uribismo. Analistas políticos sostienen que, para el Centro Democrático, reconocer el legado de Duque puede ser un peso electoral de cara a los próximos comicios, por lo que buscan construir una nueva narrativa desligada de su figura.
UNA BATALLA POR LA MEMORIA POLÍTICA
Más que un intento de “borrar la historia”, lo que se vive hoy dentro del uribismo es una disputa por la memoria y el relato político.
Mientras el gobierno de Gustavo Petro insiste en destacar los errores del pasado para justificar sus reformas, el uribismo parece decidido a redefinir su identidad política, incluso si eso implica silenciar a quien fue su último presidente.
EL COSTO DE RENEGAR DEL PASADO
Expertos en comunicación política advierten que esta estrategia puede resultar riesgosa: “Cuando un movimiento reniega de su propio legado, pierde coherencia ante los votantes. No se puede construir futuro sin asumir el pasado”, señala el analista Jorge Ramírez, consultado por Zona Política.
Por ahora, la historia parece darle la razón a quienes dicen que el uribismo quiere hacer borrón y cuenta nueva. Lo que no está claro es si Iván Duque quedará definitivamente relegado al olvido o si, con el paso del tiempo, su figura se convertirá en un punto de inflexión para un partido que aún busca reinventarse.