Industria colombiana reduce su consumo de gas por escasez y fallos en terminal de Cartagena

La crisis energética en Colombia comienza a sentirse con fuerza. En la última semana, la industria nacional —especialmente en la región Caribe— se ha visto obligada a disminuir su consumo de gas natural hasta en un 30%, debido a la escasez del recurso y a los recientes inconvenientes técnicos en la regasificadora SPEC, ubicada en Cartagena.

El problema se agudizó tras un mantenimiento programado en dicha terminal, seguido por una avería que la mantuvo fuera de operación durante casi siete días, impidiendo la importación de gas natural. Esta situación llevó a las autoridades a priorizar el abastecimiento de las plantas térmicas con el poco gas nacional disponible y a realizar maniobras para garantizar el suministro mínimo a sectores esenciales, entre ellos el industrial.

Ecopetrol reconoció que el sistema se encuentra bajo una tensión considerable, lo que evidencia la creciente vulnerabilidad energética del país. Aunque no se ha decretado un racionamiento oficial, muchas empresas han optado por reducir voluntariamente su consumo para evitar un colapso en la cadena productiva.

Sandra Fonseca, directora ejecutiva de la Asociación Colombiana de Grandes Consumidores de Energía Industriales y Comerciales (Asoenergía), advirtió que la situación es una señal clara de la insuficiencia estructural del gas en Colombia. Además, alertó que el panorama podría agravarse el próximo año, cuando se espera un faltante cercano al 18% en la oferta del recurso.

A esta advertencia se suma la del presidente del Grupo Energía Bogotá, Juan Ricardo Ortega, quien proyecta que hacia finales de 2026 el país enfrentará un déficit cercano a los 100 millones de pies cúbicos diarios. Según Ortega, este desequilibrio podría provocar distorsiones en el mercado, incrementos en las tarifas y una pérdida de competitividad para la industria nacional.

El ejecutivo insistió en que la única salida estructural es la puesta en marcha de una nueva regasificadora en 2026, que permita complementar la operación de la planta SPEC y fortalecer la seguridad energética del país.

Con esta coyuntura, Colombia vuelve a enfrentarse a una realidad que muchos expertos venían advirtiendo: la necesidad urgente de diversificar su matriz energética y planificar a largo plazo para evitar que la escasez de gas comprometa su desarrollo industrial y económico.