Por EMILIO J. ARCHILA
Casi todos los colombianos creemos que, por lejos, la mejor opción para nuestro país es una Economía Social de Mercado, y nos produce pánico pensar que podríamos llegar a un escenario centralmente planificado, sea comunista o alguna otra variable parecida.
A pesar de que nuestro modelo —tan preciosamente consagrado en la Constitución Política de Colombia— está amenazado, solo unos poquiticos alzamos la voz para alertar los ataques y, definitivamente, ninguno nos hemos organizado para asegurarnos de ganar.
Inocentemente, de manera casi infantil, tenemos la percepción de que, al haber logrado una definición tan clara en la Carta Política, no habrá marcha atrás. Como si las bondades del modelo de nuestra fé fueran obvias para todos. Pero no lo son. Estamos en riesgo. Es urgente que nos organicemos.
Para comenzar, necesitamos identificarnos y unirnos. Para esa labor, los gremios son los líderes naturales. Identificados y unidos todos los que queremos aportar, se precisa repasar el ABC del litigio estratégico y cubrir cada uno de esos frentes en defensa del modelo de Economía Social de Mercado.
Estrategia legal
Que los componentes de la Economía de Mercado son la propiedad privada, la libre empresa y la competencia, así como que, para que sea Social de Mercado, el Estado debe intervenir solo cuando sea preciso para la protección de otro derecho —lo mínimo necesario, sin afectar los núcleos fundamentales y por virtud de la ley—, es hoy claro.
Ahora debemos apropiarnos de cada litigio en que eso se cuestione. Sin importar el área de que se trate, o que no sea el bolsillo de cada uno el amenazado, debemos hacernos parte y pelear cada coma. Con el tiempo, esto nos permitirá conocer todas las decisiones, retroalimentar nuestras argumentaciones y expandir a todas las instancias la jurisprudencia.
Este trabajo no puede ser solo reactivo. Debe incluir la anticipación de lo que ocurrirá y la implementación de todas las medidas legales necesarias para protegernos de los ataques.
Comunicaciones:
Las bondades de nuestro modelo, las imperfecciones de las economías estatizadas, los costos que ello implicaría deben difundirse. Y difundirse de manera sistemática, constante y metódica. Difundirse para asegurar que influenciemos permanente y decisivamente la opinión pública. Precisamos que, en el buen sentido, esa difusión genere presión.
Educación
Que la Economía Social de Mercado es el mejor de los sistemas no es una convicción espontánea ni intuitiva. Necesita de espacios para educarla. En colegios, universidades y grupos sociales de todas las naturalezas. Esos espacios no se nos abrirán: hay que identificarlos, crear metodologías y pénsumes adecuados a cada dinámica y asegurar que se dicten y que sirvan.
Organización social y comunitaria:
Debemos tener activistas. Positivos, pero activistas. Así como otras ideas se difunden en las calles, en los barrios, en los sindicatos, en las organizaciones de víctimas, en las juntas de acción comunal, en los consejos estudiantiles y en miles de formas más, debemos tener voceros que irriguen las bondades de nuestro modelo en cada una de ellas.
Incidencia política
Hay aliados y no aliados. Para todos los colombianos debe ser claro quiénes de sus líderes y voceros defienden, son indiferentes o atacan la Economía Social de Mercado. Y que los votemos o no por esa razón.
Es crítico contar con información sobre los proyectos de ley que van contra este modelo y neutralizarlos a tiempo. Y, en cada tema que se precise, ser proactivos para que la regulación avance y profundice este esquema.
Implica acciones de presión e influencia dirigidas a los tomadores de decisiones para lograr cambios en políticas públicas, leyes o criterios jurídicos.
Héroes
Colombia está literalmente tapizada de historias de vida feliz y exitosa gracias a la Economía Social de Mercado. Hay que contarlas. Debemos honrar a los héroes de este modelo. Necesitamos que, así como queremos y admiramos a nuestros deportistas y artistas, se vuelva parte del ADN de los jóvenes admirar y seguir a los empresarios, trabajadores, ejecutivos y académicos que lo son en parte gracias a que este modelo los cobijó.
Es ya. Es ahora. El caballo ya entró a Troya y los que nos quieren cambiar, para mal, están aquí.
Unámonos para defender en lo que creemos.