Un fuerte escándalo político sacude la Asamblea Departamental del Magdalena, luego de que surgiera una denuncia contra César Pacheco Aarón por usurpación de funciones y desacato, en medio del proceso que debe garantizar su posesión como diputado. Al mismo tiempo, el debate se extiende hacia el recién posesionado Danilo José Beltrán, quien enfrenta cuestionamientos por presuntas irregularidades en su elección.
El pasado 18 de septiembre, la Sección Quinta del Consejo de Estado ratificó la nulidad de la elección como diputado de Alberto Mario Gutiérrez Uribe, tras comprobar que incurrió en doble militancia.
La decisión dejó claro que su curul debía quedar vacía y que el lugar le correspondería a César Pacheco Aarón, quien obtuvo la siguiente posición en la lista de la coalición que los apoyaba.
Sin embargo, el proceso de posesión de Pacheco ha sido obstaculizado: se le acusa de usurpación de funciones y desacato, al afirmar que la mesa directiva de la Corporación ha demorado su ingreso pese a la decisión judicial. La acusación sostiene que ciertos miembros combinarían maniobras legales para retardar la ejecutoria del fallo y evitar que Pacheco asuma formalmente la curul.
El Juzgado Doce Penal Municipal, al resolver una tutela presentada por Gutiérrez, negó la medida provisional que buscaba frenar su salida de la Asamblea, argumentando que el asunto ya fue decidido por sentencia firme del Consejo de Estado.
Con esto, el ingreso de Pacheco como diputado debería proceder sin más demoras ni excusas.
Controversia sobre la curul de Danilo Beltrán
En paralelo, la posesión del diputado Danilo José Beltrán Payares ha generado fuertes críticas por presunta vulneración de derechos, especialmente en lo que respecta a su elegibilidad. Beltrán asumió la curul tras la nulidad de la elección del anterior diputado Rafael Emilio Noya, bajo el argumento de que la lista de Fuerza Ciudadana debería mantener su orden para suplencias.
Estas dos situaciones combinadas —la demora en la toma de posesión de Pacheco y los señalamientos contra Beltrán— representan un choque institucional en la Asamblea del Magdalena. Los movimientos apuntan a una redefinición de las fuerzas políticas internas y a un cuestionamiento del respeto al estado de derecho en la región.