Por Alvaro Del Castillo, Arquitecto y defensor del patrimonio cultural de Puerto Colombia
El Antiguo Muelle de Puerto Colombia, declarado Monumento Nacional, es mucho más que una estructura de hierro y concreto frente al mar Caribe. Es un testimonio vivo de la historia portuaria, cultural y marítima del Atlántico; un lugar donde confluyeron, a finales del siglo XIX y comienzos del XX, miles de inmigrantes, comerciantes y soñadores que dieron forma a la identidad abierta, diversa y emprendedora de nuestra región.

Hoy, el muelle resiste el paso del tiempo mostrando huellas de deterioro estructural. Aun así, continúa siendo un espacio de encuentro cotidiano: familias que disfrutan del paisaje, turistas que buscan su historia, jóvenes que practican deportes extremos y bañistas que sienten en sus aguas el espíritu de nuestro pueblo. Entre esas prácticas tradicionales, destaca el clavado desde la estructura, una costumbre arraigada en la memoria colectiva que representa valor, conexión con el mar y orgullo local. Sin embargo, esta actividad carece actualmente de condiciones seguras, lo que plantea la urgente necesidad de repensar su práctica dentro de un marco de conservación y protección.

Puerto Colombia ha sido cuna de grandes nadadores, apneístas y buzos profesionales que, con disciplina y pasión, han llevado el nombre de nuestro municipio a lo más alto. Gracias a ellos conocemos mejor nuestras costas, su biodiversidad y su historia submarina. En sus exploraciones han hallado vestigios de antiguos naufragios, piezas y fragmentos de buques de los siglos XIX y XX: verdaderas cápsulas del tiempo que narran la grandeza y los retos de nuestra vocación marítima.

Como arquitecto comprometido con la protección del patrimonio, considero fundamental que las autoridades locales y nacionales impulsen proyectos que integren la restauración del muelle con la creación de espacios seguros y reglamentados para la práctica de disciplinas acuáticas y de clavado. Solo así lograremos conservar este símbolo histórico sin sacrificar su vitalidad cultural y social.
El Muelle de Puerto Colombia no es solo una obra de ingeniería: es parte de nuestra memoria colectiva, un faro que recuerda los orígenes de nuestra modernidad y el profundo vínculo que nos une con el mar. Cuidarlo es un acto de amor por nuestra historia, nuestras tradiciones y por la identidad que nos define como comunidad costera.
Imágenes sacada del Video ¡PROHIBAN YA el turismo en las ruinas del viejo muelle de Puerto Colombia!. Demis Pinedo