Por Álvaro Cotes Córdoba
Ella nació en un hogar humilde y honesto de Santa Marta y es una joven que no pasa desapercibida. Su proactividad la ha llevado a destacar en todo: desde ser bombera hasta periodista, pasando por reinados y danzas. “Mi papá siempre me metía en todo”, me confesó con una sonrisa, mientras me llevaba en su carro desde El Rodadero hasta Santa Marta. La valentía y versatilidad son su sello, y ahora las lleva a su campaña para ser Representante por el Magdalena.
Ese día, cuando me llevaba en su carro desde El Rodadero Sur hasta Santa Marta, su confianza y calidez me sorprendieron, como si fuéramos amigos de toda la vida. No es de extrañar: Ella ha estado en todas partes, desde las filas del movimiento político Fuerza Ciudadana hasta los Bomberos de Santa Marta, pasando por el periodismo y las danzas folclóricas. Su versatilidad es innegable.
Mi curiosidad por su energía me llevó a preguntarme después: ¿de dónde sacará su discurso como candidata? La respuesta llegó al escucharla. Habla con una seguridad que impresiona, con un empoderamiento que no parece de alguien que apenas comienza en la política. Su oratoria, clara y convincente, conecta con la gente.
Pero, ¿cómo desarrolló esa habilidad? No creo que su padre también le enseñara a hablar en público desde pequeña. La clave está en su trayectoria: No solo ha militado en Fuerza Ciudadana, sino que ha defendido sus ideales con pasión, incluso enfrentándose a quienes, según ella, se apoderaron de la Alcaldía de Santa Marta en las últimas elecciones.
Esa valentía no es solo discurso. Durante la contienda por la Alcaldía, cuestionó con firmeza las irregularidades que percibió, llegando incluso a ser agredida por un agente policial en un episodio que marcó su compromiso con la justicia. Este no es un detalle menor: demuestra que no teme alzar la voz, incluso cuando las circunstancias son adversas.
Su experiencia en el activismo político, sumada a su formación como periodista, le ha dado herramientas para entender las necesidades del pueblo y articularlas con claridad. Ahora da un salto ambicioso: busca ser Representante por el Magdalena, un reto que la lleva a las grandes ligas de la política colombiana.
¿Podrá destacar en un escenario tan competitivo? No puedo predecir si será elegida, pero sí puedo afirmar que tiene el potencial para ser una representante excepcional. Su compromiso con los intereses del pueblo, su rechazo a los “convenios chuecos” y su carácter incorruptible la distinguen.
Ella se llama Naylea Barros y no es una política tradicional: es una mujer joven, preparada y decidida a no quedarse callada ni a limitarse a sonreír en el Congreso. De seguro llegará a trabajar, a proponer y a defender a los magdalenenses con la misma energía que la caracteriza en cada faceta de su vida.
Además, Naylea Barros es una candidata que combina humildad, experiencia y valentía. Su historia, desde una niñez marcada por la versatilidad hasta su actual apuesta por el Congreso, inspira confianza. Si los magdalenenses le dan su voto, estoy seguro de que no será una representante más: será una voz que resonará fuerte, siempre del lado de los que más lo necesitan.