En lugar de un amanecer, la angustia era el primer trazo en el lienzo del día en Magangué. La ruta 7802, kilómetro 42, se convirtió en el escenario donde la sombra de la desesperación se cernía sobre el rostro de María García. Su cita médica en Cartagena, un faro de esperanza en la distancia, se veía amenazada por el cruel destino de un neumático reventado.
En medio de la incertidumbre, una luz de esperanza brilló: el patrullero Ernesto Serrano de la seccional de Tránsito y Transporte, con su uniforme impecable y una sonrisa sincera, se acercó para ofrecer su ayuda.
Sin dudarlo, el patrullero se convirtió en un ángel de la guarda para María. Con diligencia y empatía, resolvió el problema que la aquejaba, permitiéndole continuar su camino hacia la cita médica.
En ese instante, la gratitud inundó el corazón de María, quien no dudó en expresar su agradecimiento a este héroe anónimo. «Le doy las gracias al policía y a la institución por estar siempre presentes cuando más lo necesitamos en una emergencia», expresó María conmovida.
El gesto del patrullero Serrano no solo resolvió un problema mecánico, sino que también sembró una semilla de esperanza en el corazón de María. En un mundo donde a menudo prevalece la indiferencia, su acto de bondad demostró que aún existen personas dispuestas a extender una mano amiga, recordándonos el valor de la empatía y la solidaridad en nuestra sociedad.
La historia de María y el patrullero Serrano es un testimonio del espíritu de servicio que impulsa a la Policía Nacional de Colombia. Más allá de su labor de proteger y mantener el orden, los agentes como Serrano se convierten en verdaderos ángeles guardianes en las carreteras, brindando apoyo y esperanza a quienes más lo necesitan.
El Teniente Coronel John Edward Correal Cabezas dijo: «Nuestros uniformados están comprometidos no solo con la seguridad, sino también con el bienestar de la comunidad. Actos como el del patrullero Serrano reflejan el espíritu de servicio y la vocación de ayuda que nos define como institución.»