Entre lágrimas y desesperación, una madre busca respuestas sobre el estado de su hija adolescente, quien permanece en delicado estado de salud tras presuntas complicaciones médicas ocurridas en el Camino Universitario Adelita de Char.
Lo que debía ser el momento más feliz en la vida de Marielena Pérez y su hija de 15 años se convirtió en una verdadera pesadilla que parece no tener fin. Desde el parto de la adolescente, el pasado 22 de septiembre, ambas viven una odisea médica en el Camino Universitario Adelita de Char, en Barranquilla, donde la menor ha sido sometida a dos cirugías en diez días y continúa hospitalizada.
La adolescente, Haidimar Andreína Tabares Pérez fue llevada inicialmente al centro asistencial porque no dilataba durante el trabajo de parto. Los médicos decidieron practicarle una cesárea de emergencia y fue dada de alta dos días después, el 24 de septiembre, con recomendaciones de reposo. Durante varios días se mantuvo estable, pero el 2 de octubre todo cambió: la fiebre y los dolores abdominales regresaron con fuerza.
“Mi hija no aguantaba el dolor. Lloraba, se revolcaba, y las enfermeras me decían que ya le habían puesto algo para el dolor. Yo les grité, les supliqué que la atendieran, que la revisaran. Si no peleo esa noche, mi niña se me muere”, denunció la progenitora a esta casa editorial.
El 4 de octubre, tras horas de insistencia, la menor fue llevada de nuevo a cirugía. En la intervención, según relata su madre los médicos encontraron pus e infección interna. “Cuando salió el doctor me dijo que era porque no se había cuidado. Le hicieron una ecografía y el médico manifestó que ella tenía una herida quirúrgica por dentro porque ella por fuera estaba bien. ¿Cómo no iba a cuidarse si no podía ni cargar a su bebé?”, exclama entre lágrimas.
Luego de tres días hospitalizada, fue dada de alta el 7 de octubre con tratamiento antibiótico. Pero la calma duró poco. El domingo 12 de octubre, a la medianoche, Marielena regresó al hospital cargando a su hija en brazos. “Ya no podía caminar del dolor. La llevé primero a la clínica Los Almendros de Soledad, pero no la recibieron. Tuve que volver al Adelita. Grité, lloré, y les dije que me la estaban dejando morir otra vez”, cuenta.
Desde entonces, la menor permanece hospitalizada, con antibióticos cada cuatro horas y un drenaje permanente en el abdomen. De acuerdo con la madre, todo obedecería a una posible bacteria adquirida durante la cirugía, aunque oficialmente el centro asistencial no ha dado una versión clara del caso.
Mientras tanto, la adolescente vive un calvario físico y emocional. No ha podido ver ni amamantar a su bebé por el riesgo de contaminación. “Ella se extrae la leche y la bota, llora todos los días, está deprimida y traumatizada. Yo pedí ayuda psicológica para ella porque no soporta esta situación”, expresa Marielena.
La madre, quien renunció a su trabajo para acompañarla, asegura que si no hubiera insistido en que la operaran el 4 de octubre, su hija habría muerto. “Esa noche la encontré con fiebre, minada por dentro. Yo sé que algo falló en esa primera cirugía”, dice con la voz entrecortada.
Marielena también vive su propio calvario. Renunció a su trabajo para acompañar a su hija y pasa los días en un mueble de color azul junto a la cama del hospital, sin dormir, temiendo que algo vuelva a salir mal. “Si no hubiera peleado el 4 de octubre, mi hija no estaría viva. Todo esto es consecuencia de una negligencia”, afirma con voz quebrada.
La mujer exige que se investigue lo ocurrido. “No quiero que otra madre viva esto. Mi niña tiene 15 años, dos cirugías en diez días y una infección que nadie explica. Solo quiero que respondan”, concluyó.