[Editorial] Más policías para la seguridad

No hay que desconocer que tanto las autoridades de Policía como la Alcaldía  de nuestra  ciudad están trabajando con intensidad, con la finalidad de restablecer la tranquilidad de los barranquilleros, pero no deja de preocupar que a menudo se escuchen declaraciones de los altos mandos castrenses, aduciendo que uno de los inconvenientes que se presentan  para enfrentar el escalamiento del accionar de la delincuencia, está patentizado en la circunstancia de no contar con un pie de fuerza acorde con las exigencias que el problema requiere; no obstante la reciente incorporación de más agentes de Policía al comando de la Policía División Atlántico y Metropolitana, más motocicletas y más vehículos de cuatro ruedas, nos hace suponer que se siguen buscando soluciones al grave problema que afecta a los barranquilleros.

Hay quienes conceptúan que el hecho de haberle encomendado a la Policía la misión de resguardar el cumplimiento de las normas de tránsito, se constituye en un  error, teniendo en cuenta la cantidad de agentes de esta institución que pululan por el perímetro urbano de las grandes ciudades como Barranquilla cumpliendo funciones de policía de tránsito.

Sobre todo que uno de los aspectos que suelen aducir los altos mandos policiales, cuando se presentan las arremetidas de la delincuencia común –como la que  afecta a nuestra ciudad en estos días– es el insuficiente pie de fuerza de la Policía Metropolitana para hacer frente al recrudecimiento de estos hechos delincuenciales, mientras una  cantidad de uniformados se dedican a la verificación del Soat, la Tecnomecánica y demás documentos que deben portar los conductores, mientras hace falta su presencia en los operativos que se requieren para hacer frente a la delincuencia común.

Algunos estamentos de la sociedad barranquillera han interpretado las diversas declaraciones emitidas por quienes tienen la obligación de resguardar la vida, honra y bienes de los ciudadanos, no solo como la impotencia del Estado para hacerle frente a los delincuentes, sino como una autorización para que los particulares organicen su propia defensa mediante la creación de frentes de seguridad privada, con la finalidad de contrarrestar el auge de la delincuencia.

En nuestra ciudad hay sectores por donde no se puede transitar después de las ocho de la noche y donde hasta a plena luz del día causa pánico andar y no son exclusivamente los barrios más pobres, más alejados y más marginados en donde la delincuencia ha sentado sus dominios.

Y qué decir de los lugares en donde tradicionalmente se cometen diariamente toda clase de crímenes y hechos violentos, donde siguen sucediendo a pesar de ser conocidos por la Policía y otros organismos de seguridad, respecto a los cuales el ciudadano ha venido pidiendo vigilancia y protección.

Este aspecto ha sido analizado con mucho detenimiento en diferentes  foros organizados para tratar el tema de la seguridad y convivencia ciudadanas, en los cuales se ha concluido que el incremento de la inseguridad en Barranquilla, tiene su origen en la presencia de un gran número de desmovilizados que se trasladaron a nuestra ciudad, conformando peligrosas bandas delictivas, trayendo consigo el estado de inseguridad reinante; si eso es así, contra ellos deberán dirigirse las acciones policiales, aunque nos resistimos a creer que todos los desmovilizados e inmigrantes radicados en Barranquilla estén involucrados en la serie de hechos que a diario tienen ocurrencia en nuestra ciudad.