¿Plantas desalinizadoras en una ciudad rodeada de ríos?

En el papel suena moderno: el CONPES garantiza dos plantas desalinizadoras para Santa Marta.

Pero, ¿de verdad necesitamos convertir el mar en agua cuando tenemos ríos que agonizan? El Manzanares, el Gaira y el Piedras no necesitan una planta, necesitan protección y gestión.

Mientras se anuncian megaproyectos con cintas y aplausos, las cuencas siguen secas, la Sierra herida y la ciudad sedienta de planificación. Y ojo al detalle que pocos mencionan: Las plantas desalinizadoras devuelven al mar una salmuera altamente concentrada, cargada de químicos y residuos que pueden alterar el equilibrio marino, afectar corales, peces y hasta la pesca artesanal que da de comer a muchas familias samarias.

Lo que parece progreso puede terminar siendo una herida silenciosa al ecosistema costero. Desalinizar puede sonar a desarrollo, pero también puede ser el negocio perfecto para unos pocos y el autoengaño perfecto para todos. Porque una planta puede producir agua, sí, pero no limpia la corrupción ni purifica la mala gestión.

Santa Marta no necesita más plantas, necesita coherencia, respeto por sus ríos y una visión ambiental con sentido humano. No más soluciones costosas para problemas que nacen del abandono.

Atte: Ives Danilo Díaz Mena