A la Opinión Universitaria

(si es que existe)

Quien les escribe ha sido proscrito principalmente por sus correligionarios, los  métodos no varían, lamentablemente fueron más severos con quien escribe, que con sus antagonistas de clase.

Pero hoy la historia es otra. Hemos desatado el Poder Constituyente inusitadamente, no previsto por quienes ostentaron el poder universitario durante una década, con lo cual se convirtieron en  agentes del lucro y no de la academia.

Las urnas hablaron en favor de Wilson Quimbayo, un joven brillante que por su corazón noble se embarcó en una pelea que a los ojos de muchos era un imposible, un absurdo. Quimbayo, viene de Sabanalarga, es uno más de los nuestros.

En sólo 20 días cautivó el corazón de toda la izquierda y el movimiento alternativo de la Universidad del Atlántico, al punto que los reunificó después de una década de broncas y divisiones.

Fuimos segundos en la votación estudiantil, con 2285 votos y los profesores de planta mayoritariamente optaron por comprometerse una vez más con sus opresores, quienes le arrebataron el derecho al año sabático y les mantuvieron una asignación docente de 20 horas semanales.

35 docentes valerosos levantaron su voz crítica y taladreante, no así los 28 votos charistas del candidato de ASPU. Esas 35 almas valen por mil, son oro. Producto de las matemáticas y de lo que se llama el “factor equilibrador”, somos

cuartos en la apuesta rectoral. Es decir, que quien no obtuvo la venia estudiantil, pero sí de los docentes, resultó disparado en votos, es decir, de quienes tienen una vida laboral estable e indiferente frente a los destinos universitarios.

La foto de hoy indica que no son los poderes fácticos quienes se imponen en las urnas. Fueron las más sucias prácticas de la violencia y el terror de quien se ufanó de ser el ungido por la Divina Providencia para dirigir la UA por suerte de una epifanía (que tuvo, vaya uno a saber bajo qué circunstancias o sustancias).
Quedó expuesto el señor rector como un rufián de la más baja calaña, disfrazado de
falsa tranquilidad y autocontrol, al mejor estilo de los psicópatas que no alzan la voz
pero que ordenan asesinatos y agresiones contra quien disiente de su falso poder.
Lo que hoy muestra como una fortaleza es su principal debilidad.
Las cifras reales muestran que fueron 12.837 almas de la Comunidad Universitaria que se manifestaron en contra de su espuria reelección. De 26.000 almas universitarias.

Este señor se ha empeñado en hacer cuanto esté a su alcance para sostener el poder,
estuvo y está a punto de causar víctimas mortales, como quedó claro ayer al generar
35 heridos con machetes, cuchillos y puños de bandas criminales contratadas por él.
Sépalo Usted, señor Danilo Hernández, que aquí hay una multitud resuelta que no lo
va a dejar nuevamente al mando de nuestra Alma Mater y que lo vamos a sacar por la
puerta trasera, y tal vez, la cárcel.
Su triunfo está empañado de sangre.
No vamos a permitir que reedite un nuevo ciclo de violencia.
Lo vamos a sacar de la rectoría por la vía del Consejo Superior o por la vía de la
movilización popular.
Dispóngase usted a asumir su trágico y triste destino de bandido e inescrupuloso ser
de limitado entendimiento, pero de comportamiento lumpezco.
Ya sacamos por la puerta trasera a quien se creía todopoderoso para satisfacer
apetitos sexuales, no se crea lejano de esa suerte. Ora por corrupto, ora por soberbio.
La Universidad debe estar en manos de seres a los que profundamente les interese el estudio.

Su único mérito ha de ser que sacó una cantina vacía y la hizo comando político.