El también director de la danza del Congo Grande de Barranquilla, se prepara para celebrar los 150 años de este baluarte cultural.
Redacción Sociales
LA LIBERTAD
La tradición no se improvisa, se hereda y se cultiva. Así lo entiende Adolfo Maury Cabrera, director del Congo Grande de Barranquilla, una de las danzas más antiguas de las carnestolendas y que este año celebra siglo y medio de historia.
Con la misma pasión que ha dedicado a la dirección de este grupo folclórico, asumió el reto de ser el Rey Momo 2026 del Carnaval, responsabilidad que comparte junto a la reina Michelle Char Fernández.
En una reciente visita a las instalaciones del Diario LA LIBERTAD, Maury Cabrera habló de lo que ha significado este primer mes de mandato, de la preparación para la gran fiesta y de la consigna que lo mueve, buscando preservar y visibilizar las tradiciones que dan vida al Carnaval de Barranquilla.
“Ha sido un mes fuera de serie, una experiencia que no tengo palabras para describir. Ser Rey Momo es una responsabilidad que implica dedicación, amor y cariño. Lo que queremos es un Carnaval a lo grande, que trascienda fronteras y que resalte la riqueza cultural que nos pertenece”, aseguró con emoción
El soberano se reconoce como un portador de la tradición, y es por ello que su mirada está puesta en fortalecer la memoria cultural a través de las 12 danzas patrimoniales, incluyendo el garabato, el son de negro, las danzas de relación, el caimán, el Congo, el mapalé, entre otras.
“Queremos rendir homenaje a cada una de ellas y visibilizar su importancia. El Carnaval no es solo goce y disfrute, también es un proceso de 365 días donde se trabaja por preservar lo que somos”, enfatiza.
Como director del Congo Grande, también se alista para celebrar el próximo 20 de diciembre los 150 años de esta danza que hace parte del patrimonio cultural, detallando que será un homenaje a nuestra modalidad, a su legado y a todo lo que enseña al Carnaval.
La niñez como prioridad
Para Maury Cabrera, el futuro de la fiesta depende de la juventud y la niñez. De ahí que uno de los ejes centrales de su mandato sea impulsar actividades pedagógicas que siembren sentido de pertenencia en las nuevas generaciones.
“Un pueblo sin cultura está destinado a no tener identidad. Por eso queremos trabajar con niños y jóvenes en colegios, parques y comunidades. No basta con el desfile de los niños, necesitamos actividades durante todo el año que fortalezcan las bases de nuestra tradición”, explica.
Una agenda para todos los sectores
Como Rey Momo, también busca llegar a todos los sectores de la ciudad, desde los más pequeños hasta los adultos mayores, con espacios de encuentro y de formación.
“Estamos cumpliendo con la agenda y queremos que sea incluyente. Nadie debe quedar por fuera del Carnaval, queremos un trabajo mancomunado con la comunidad para lograr que la fiesta sea verdaderamente de todos”, afirma.
Cinco año tras el sueño
Convertirse en Rey Momo no fue al azar. Durante cinco años, se postuló hasta que, en sus palabras, llegó el “tiempo de Dios”, y hoy por hoy, tiene en claro que a través de esta oportunidad desea dejar una huella imborrable en la historia del Carnaval.
“Queremos que este Carnaval trascienda, que muestre al mundo nuestra riqueza cultural. Antes que el goce y el disfrute, debemos concientizarnos del patrimonio cultural diverso que tenemos, lleno de sones y ritmos, así que ese es el legado que quiero resaltar como soberano 2026”, concluye.