Docentes bajo fuego: más de 100 profesores amenazados en lo que va del 2025

El Consejo Noruego para Refugiados advierte que los colegios han dejado de ser territorios de paz. Cinco departamentos concentran las mayores afectaciones por amenazas, desplazamientos y la interrupción del ciclo escolar.

En lo corrido del 2025, la violencia en Colombia ha tocado de lleno las puertas de la educación. Según cifras del Consejo Noruego para Refugiados (NRC), los colegios han dejado de ser territorios de paz para convertirse en objetivos de la guerra. Entre enero y septiembre se han registrado 500 acciones violentas contra maestros, de las cuales 395 los dejaron en medio de fuego cruzado, 103 están bajo amenaza directa, un docente fue secuestrado y otro asesinado.

El impacto no se limita únicamente al cuerpo docente. Organismos internacionales advierten que cerca de 8.000 estudiantes han visto truncada su formación por la expansión de los grupos armados ilegales en las regiones, a pesar de las alertas reiteradas de la Defensoría del Pueblo y de la ONU.

Giovanni Rizzo, vocero del NRC, advirtió que “en siete de cada diez ataques a docentes se ha registrado la interrupción del ciclo educativo y la interrupción de las clases presenciales”.

Los departamentos de Antioquia, Cauca, Norte de Santander, Chocó y Arauca concentran las mayores afectaciones. En estas zonas operan tanto las disidencias de las Farc como el ELN, lo que ha obligado al cierre temporal de varias instituciones educativas. En Anorí (Antioquia), por ejemplo, al menos 1.000 estudiantes dejaron de asistir a clases por los recientes enfrentamientos. “Los estudiantes, todos, tienen temor. Todo esto está ocurriendo en el área urbana y rural. La situación es bastante difícil en nuestro municipio”, aseguró el alcalde Gustavo Silva.

La vulnerabilidad es mayor porque fuera de las aulas los menores corren el riesgo de ser reclutados a la fuerza o atraídos bajo falsas promesas. Rizzo advirtió que los docentes son frecuentemente obligados a presentarse ante los grupos armados: “forzado a ir a la escuela para hablar con los grupos (armados) o, simplemente, los amenazan”.

El daño no es solo físico, también emocional. Un maestro relató a Noticias RCN que la situación ha dejado huella en sus alumnos: “Los niños no son los mismos, quedaron afectados emocionalmente, les cuesta más aprender, se distraen fácil, algunos cambiaron de actitud y hasta a algunos ya no quieren venir a la escuela”.

Aunque las autoridades aseguran que se están adelantando acciones para garantizar el regreso seguro a la presencialidad, la percepción de riesgo entre profesores, padres y alumnos aún es demasiado alta. La educación, en estas zonas del país, sigue siendo víctima silenciosa de la guerra.

Y.A.