El exsenador Gustavo Bolívar aseguró que no abandonará su visa estadounidense, pues tiene residencia y vida familiar en ese país, y criticó el “fanatismo del petrismo” que exige renuncias como gesto político.
El exsenador Gustavo Bolívar marcó distancia frente a las decisiones de algunos funcionarios del Gobierno que han renunciado a su visa estadounidense en medio de la tensión diplomática entre Bogotá y Washington. En una entrevista radial, Bolívar afirmó que no está dispuesto a seguir lo que calificó como un gesto de “fanatismo del petrismo”.
“Yo tengo una vida allá y tengo residencia con mi hijo. No sería irresponsable abandonar a mi familia por un fanatismo”, sostuvo Bolívar, quien recordó que ha entregado “todo” al proyecto político del Pacto Histórico, aunque dejó claro que la familia está por encima de cualquier militancia.
El excongresista subrayó que durante su paso por la política sacrificó su estabilidad laboral y económica, pero no dará un paso que afecte el bienestar de su núcleo cercano. “He sacrificado mi vida económica y mi trabajo exitoso que tenía, pero… mi familia no”, reiteró.
Al analizar el impacto que tienen estas decisiones en el escenario internacional, Bolívar puso de relieve la importancia de mantener lazos sólidos con Estados Unidos, al considerar que “el 30% de las relaciones comerciales las tenemos con Estados Unidos”.
En ese sentido, insistió en que quienes han decidido entregar su visa lo han hecho por voluntad propia y que cada funcionario es dueño de sus decisiones: “Ya los demás, a los que renuncian voluntariamente o a los que Estados Unidos les quita la visa, ellos son dueños de su decisión”.
Bolívar también apuntó que el caso más delicado en la coyuntura actual es el de la canciller, pues de ello depende gran parte del manejo de las relaciones bilaterales. Con este pronunciamiento, el exsenador envía un mensaje claro: no seguirá una línea de renuncia a costa de su vida personal y familiar, aunque reitera su compromiso con el proyecto político del presidente Gustavo Petro.
Y.A.