Emiliana Moreno Daza, una niña de 10 años, es uno de los 147 afiliados de Nueva EPS que han recibido un trasplante de corazón exitoso en 2025. Su historia refleja la esperanza y las segundas oportunidades que otorga la donación de órganos.
Desde que nació, Emiliana tuvo que enfrentar un complejo camino médico. Todo comenzó con un “soplo” detectado en 2019, que tras múltiples revisiones derivó en una miocardiopatía dilatada, la cual finalmente la llevó a la lista de espera para trasplante.
“Fue la llamada de la esperanza, la llamada del milagro”, recuerda su madre, Yudy Daza, sobre aquella madrugada de marzo cuando recibieron la noticia de que había un donante compatible.
Según la Dra. Catalina Gallego, médica internista y cardióloga de la Clínica Somer, el procedimiento es mucho más complejo de lo que comúnmente se piensa. “No se trata solo de encontrar un corazón que encaje, debe coincidir en talla, peso y otras características. En niños, la dificultad es aún mayor”, explicó.
El engranaje entre la Clínica Somer y Nueva EPS permitió que todos los procesos de autorización estuvieran listos para el momento decisivo. El trasplante fue exitoso y hoy Emiliana sueña con estudiar y convertirse en doctora. “Mi mayor sueño es entrar a una escuela a estudiar… y ser una doctora reconocida”, asegura.
Después de dos meses en lista de espera, la niña recibió un nuevo corazón que le permitió cambiar su destino. “Tener un trasplante de corazón es tener una segunda oportunidad de vida, un milagro, después de una enfermedad que puede ser fatal”, concluyó la Dra. Gallego.
Para Yudy, la vida familiar también dio un giro: “Es muy satisfactorio verla correr, jugar y estar en casa sin depender de hospitalizaciones frecuentes. Emiliana ahora puede hacer muchas cosas que antes no podía hacer. Ha cambiado demasiado la vida de nosotros como familia”.