Es tal el problema de la inseguridad en Barranquilla y su Área Metropolitana, patentizada en gran parte en el delito de la extorsión –la que se ha venido incrementado en las últimas semanas– que amerita continuar recalcando sobre este tópico; por eso consideramos como muy importante la enérgica reacción de los comerciantes y la ciudadanía en general, en torno a los hechos delictivos ocurridos en las últimas semanas, preocupación que la institución policiva considera como justificada. Aceptarlo de esa manera equivale a darle la razón a la comunidad barranquillera en general, la que está resultando afectada por la ola de criminalidad que no disminuye sus índices, de ahí la necesidad que la Policía continúe comprometida para hacer sentir más segura a la ciudadanía. Es apenas lógico manifestar que los comerciantes de Barranquilla merecen una atención de acuerdo con las necesidades, máxime que aquí no debemos estar comparándonos en este tópico con las demás ciudades de Colombia, sino concentrarnos en la problemática local y olvidarnos de las estadísticas del año pasado, que para este mismo mes registró tres o cuatro casos más y tener dicha poca disminución como base para afirmar que la situación ha mejorado. Es este el motivo de los reclamos de la ciudadanía, porque Barranquilla otrora fue una ciudad que se preciaba de segura y de un tiempo para acá tal creencia se ha venido desvaneciendo, hasta el punto de considerarse como una de las ciudades más abatidas por el flagelo de la extorsión, delito que tiene como víctimas a transportadores, comerciantes, grandes y pequeños y a la ciudadanía en general. Por eso es importante que se cuente con planes de seguridad, estudios estructurados que respondan a soluciones definitivas y no coyunturales como la de desplazar de una calle a otra o de un barrio a otro a los delincuentes, es menester que se diseñen planes bien pensados, que traigan la tranquilidad a la ciudadanía. Una de las medidas que siempre hemos propuesto en LA LIBERTAD, además de concretar un aumento considerable del pie de fuerza de la policía, es la organización de operativos conjuntos entre la Policía, el Ejército y la Armada, los cuales se deben desarrollar en todo el perímetro urbano de Barranquilla y su área metropolitana. Es una gran verdad que los comerciantes de Barranquilla tienen derecho a recuperar su tranquilidad, para así volver a percibir a nuestra ciudad como una urbe segura. Algunas medidas adicionales deben consistir no solo en reducir al mínimo posible los casos de extorsión, sino garantizar el derecho a la vida, la integridad personal y la libertad financiera, asistir a las víctimas y condenar a los extorsionistas. Es necesario que se atiendan los sectores más afectados del centro comercial de Barranquilla y se ejerza un mejor control en todo el perímetro urbano de nuestra ciudad, por ejemplo con la instalación de puestos móviles durante las 24 horas del día. Incrementar los operativos y las disposiciones para contrarrestar el aumento delictivo de la extorsión, ha de ser una prioridad si en verdad se pretende reducir los índices de inseguridad que sigue vigente en Barranquilla y los municipios que conforman el área metropolitana. Es evidente que ante este flagelo, los pequeños comerciantes, como tenderos, propietarios de licoreras, misceláneas, ventas de fritos y hasta de minutos de celulares, se han visto obligados a cerrar sus negocios.
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