En Colombia, aproximadamente el 10% de la población entre 18 y 69 años presenta colesterol total elevado, incrementando el riesgo de enfermedades cardiovasculares como los infartos o las obstrucciones arteriales.
Redacción Sociales
LA LIBERTAD
Muy pocas veces se habla sobre el colesterol hasta que aparece en un examen médico como una cifra preocupante. Se suele pensar que es un problema exclusivo de la edad adulta, cuando en realidad puede comenzar a elevarse desde los 20 años y avanzar de manera silenciosa durante décadas.
En ese momento se convierte en un enemigo que aumenta considerablemente el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, como infartos o bloqueos arteriales, que siguen siendo una de las principales causas de muerte en el mundo.
Según la Federación Mundial del Corazón, cerca del 39% de los adultos a nivel global presenta colesterol total elevado, mientras que en Colombia la cifra se acerca al 10% de la población entre los 18 y 69 años, de acuerdo con la organización de análisis Elsevier.
Aun así, rara vez se pone sobre la mesa la importancia de vigilar este indicador de salud desde edades tempranas, lo que convierte a la prevención en un tema urgente de educación colectiva.
La doctora Diana Carolina Quintero, especialista en Medicina Familiar de Compensar, recuerda que después de los 20 años comienza a ser más común detectar cifras elevadas de colesterol en hombres y mujeres.
En el caso femenino, la etapa de la menopausia representa un punto crítico, ya que la disminución de estrógenos y los cambios hormonales favorecen este incremento. A ello se suman otros factores como el sedentarismo, los malos hábitos de alimentación, la diabetes tipo 2 o la predisposición genética, que pueden disparar los niveles sin dar señales evidentes.
El control del colesterol no se logra con una acción aislada, sino con una estrategia integral basada en el autocuidado. Una alimentación equilibrada es el primer paso, incluir frutas, verduras, cereales integrales, legumbres y proteínas de calidad, mientras se reducen las grasas saturadas, el exceso de azúcares y los ultraprocesados, es clave para mantener un balance saludable.
La actividad física es otro pilar, y es que bastan 35 minutos al día de ejercicio, que combine movimientos aeróbicos y de resistencia, para contribuir a mantener las arterias en buen estado.
A esto se suma un factor que pocas veces se relaciona con el colesterol, como es el manejo del estrés; cuando la tensión se vuelve crónica, el organismo produce un exceso de cortisol que también altera los niveles lipídicos en la sangre.
La especialista resalta que no se trata de cambios drásticos, sino de ajustes sostenibles en la rutina. Algo tan cotidiano como reemplazar una bebida azucarada por agua, elegir preparaciones al horno en lugar de frituras o caminar en lugar de usar transporte motorizado, contribuye a mejorar los indicadores de salud.
Recetas para el día a día
Incluso, la cocina puede ser una aliada poderosa para mantener el colesterol bajo control. Por ello, la experta compartió algunas recetas prácticas y nutritivas, que aportan proteínas, fibra y grasas saludables, ideales para favorecer una alimentación equilibrada y mantener el colesterol bajo control:
1. Avena con frutas, semillas y nueces: mezclar avena en hojuelas con leche o bebida vegetal en un frasco, añadir semillas de chía o linaza, rodajas de banano y frutos rojos. Dejar reposar en la nevera durante toda la noche. Al día siguiente, incorporar nueces picadas y, si se desea, un poco de miel.
2. Salmón al horno con ensalada fresca: sazonar un filete de salmón con limón y especias al gusto y hornear durante 20 minutos a 180 °C. Acompañar con una ensalada fresca de tomate y lechuga, e incluir una porción moderada de carbohidratos como quinoa o batata asada.
3. Arepa integral con huevo y vegetales: cocinar un huevo (cocido, pochado o en tortilla ligera), calentar una arepa integral y servir junto con espinaca o champiñones salteados en poco aceite de oliva.
Cuidar el colesterol no es un asunto exclusivo de quienes ya han recibido un diagnóstico, sino un compromiso que debe asumirse desde jóvenes y mantenerse en la adultez. La prevención temprana reduce las probabilidades de complicaciones futuras y aporta calidad de vida a largo plazo.
“Resulta fundamental incorporar pequeños cambios en la rutina diaria que, en conjunto, disminuyan el riesgo de presentar niveles de colesterol elevados y fortalezcan la salud cardiovascular a largo plazo”, puntualizó.
De este modo, la invitación es a darle a este tema la importancia que merece, teniendo siempre presente que cuidar el colesterol no significa privarse, sino aprender a encontrar un equilibrio.