La tierra tembló con fuerza en el occidente venezolano. Un sismo de magnitud 6.2, con epicentro cercano a la ciudad de Mene Grande, en el estado Zulia, estremeció varias regiones de Venezuela y se sintió incluso en zonas fronterizas de Colombia.
El movimiento telúrico ocurrió en horas de la tarde y tuvo una profundidad superficial, lo que intensificó su percepción en ciudades como Maracaibo, Caracas, Valencia y otras localidades cercanas al epicentro. En Colombia, fue perceptible en La Guajira, Norte de Santander y el Cesar, donde se reportaron evacuaciones preventivas.
El pánico se apoderó de calles y edificios. Videos difundidos en redes sociales muestran a familias abandonando viviendas, oficinas y escuelas en medio de gritos y confusión. “Sentimos que todo se movía, salimos corriendo sin saber a dónde”, relató un habitante de Cabimas.
Aunque hasta el momento no se reportan víctimas ni daños materiales de gravedad, las autoridades mantienen activo el monitoreo sísmico por la posibilidad de réplicas, algunas de las cuales ya se han registrado con menor intensidad.
El Servicio Geológico Colombiano registró el evento como un sismo de magnitud 6.1, mientras que el Servicio Geológico de EE. UU. lo cifró en 6.2, confirmando que su epicentro fue poco profundo, a menos de 30 km de la superficie.
Protección Civil y cuerpos de emergencia en Zulia y otros estados venezolanos se encuentran en alerta. La ciudadanía ha sido llamada a mantener la calma, evitar cadenas de desinformación y estar atenta a las indicaciones oficiales.
Un recordatorio de la fragilidad geológica de la región
Este sismo reaviva la preocupación sobre la actividad en la falla geológica de Boconó, una de las más activas del norte de Sudamérica, con capacidad de producir terremotos de gran magnitud.
Mientras la tierra vuelve a la calma, los habitantes de Zulia siguen saliendo a las calles, no por costumbre, sino por temor a lo que pueda venir.
