Fedepalma alerta por incremento de extorsiones y violencia contra palmicultores

Nicolás Pérez Marulanda, presidente Ejecutivo de Fedepalma.

El presidente de Fedepalma, Nicolás Pérez Marulanda, denunció que el recrudecimiento de la violencia y el aumento de las extorsiones tienen en riesgo la operación de los cultivos de palma en regiones como el Catatumbo, Sur de Bolívar, Magdalena Medio y el Meta.

El panorama de inseguridad en el campo colombiano volvió a encender las alarmas. El presidente de Fedepalma, Nicolás Pérez Marulanda, advirtió que los palmicultores enfrentan una escalada de violencia marcada por el incremento de extorsiones, secuestros e intimidaciones en los 156 municipios donde se cultiva palma de aceite.

“En muchos casos ha habido extorsión, intentos o secuestros nuevamente después de muchos años en que eso no se había vuelto a ver. Eso por supuesto distrae y preocupa a los productores”, aseguró Pérez Marulanda en el marco de la vigésima primera Conferencia Internacional sobre la Palma de Aceite, que se desarrolla en Cartagena.

El dirigente gremial señaló que el Catatumbo, el Magdalena Medio, el Sur de Bolívar y el Meta concentran las mayores afectaciones en seguridad. “Hace 5 años no había extorsiones en el campo colombiano, eso no es un problema de la palma solamente, sino que atañe a todos. En el sector del café, del arroz, de la ganadería, todos los productores rurales están afectados por esto”, enfatizó.

Pérez Marulanda explicó que los palmicultores, acostumbrados a movilizarse libremente para llevar insumos y comercializar sus productos, ahora lo hacen con temor. El dirigente reveló que este año, en el Catatumbo, los enfrentamientos entre disidencias de las FARC y el ELN paralizaron parcialmente la operación del sector. Aunque la actividad fue retomada, persisten las dificultades.

“Si tenemos acompañamiento de la Fuerza Pública en la medida en que se nos permita. Hay muchas zonas donde ha habido decisiones unilaterales de suspender operaciones contra los grupos armados ilegales y eso por supuesto nos deja nosotros a merced de los grupos violentos y es el peor de los mundos para un habitante del campo”, subrayó.

El gremio reiteró que el recrudecimiento de la violencia no solo amenaza la sostenibilidad del sector de la palma de aceite, sino que también pone en riesgo a los campesinos y comunidades rurales que dependen de esta actividad económica.

Y.A.