Por: Orlando Andrade Gallardo
Todos los años la historia se repite y la angustia de políticos y gremios económicos esperan con ansiedad el dictamen y sentencia del país del norte, para que certifiquen o descertifiquen si cumplieron bien las tareas impuestas. Es triste que la mayoría de la clase dirigente del país conserve las feas tradiciones del pasado cuando los ibéricos sometían a los nativos de las colonias, cómo debían comportarse, qué idioma hablar, qué religión y cultura debían profesar y cuáles costumbres practicar, de lo contrario serían sometidos a fuertes castigos inhumanos. Los colombianos no entendemos las razones de creerles más a los extranjeros que a los nuestros, sus afirmaciones son verdaderas y las de nuestros gobernantes falsas.
Las aclaraciones del presidente Petro, el mismo día de la descertificación, con gráficas, fechas, cantidad de droga incautada no en la zona de cultivos, sino cercano a los mercados de consumo, 50 hectáreas erradicadas voluntariamente sin utilizar veneno, son datos que merecen evaluar la opinión pública y creerlos. Para refrescar la memoria de los lectores del Diario La Libertad, en el gobierno Duque habían 240 mil hectáreas de coca cultivadas, en el actual 253; en el de Duque, se decomisaron 230 toneladas y en los tres años está llegando a los 2000 toneladas, el gobierno anterior no fue descertificado y el actual sí. ¿Será porque Petro defiende la soberanía y dignidad de su pueblo? ¿Será un delito, decirle la verdad al presidente de EE.UU, que la guerra contra la droga fracasó?, eso se llama no arrodillarse ante una potencia que pretende adueñarse del planeta, con intimidaciones, bloqueos, amenazas arancelarias y suspender las ayudas y limosnas. La dignidad de un pueblo no tiene precio y Colombia no está en venta. Petro siempre dice la verdad, no olvidemos que hizo expulsar el 40% de los congresistas con pruebas en la legislación de Uribe que eran narco paramilitares, hoy son sus enemigos, diferente a otro mandatario que en encuentros internacionales, sus colegas lo tildaron de mentiroso y en varias ocasiones lo mandaron a callar.
En la época de la colonia y conquista se crearon varias instituciones para controlar las regiones colonizadas, una de ellas fue la Casa de Contratación de Sevilla, encargada de la organización, comercio y recepción de las riquezas que llegaban de las colonias, administrada por la clase dirigente de Sevilla. Fue tanta la riqueza, que convirtió a España en la nación más poderosa del continente europeo en el siglo XVI, el dinero circulante se cuadruplicó y lo banqueros, usureros y empresarios aprovecharon la bonanza. En las colonias, los empresarios, encomenderos, mercaderes, eran protegidos por la corona autorizándolos que impusieran los precios a su antojo de las mercancías importadas de España y compraban a precios muy bajos las artesanías de los aborígenes. Las cajas del tesoro eran saqueadas por funcionarios y aceptada por la corona, los comerciantes contrabandeaban estafando al fisco y no pasaba nada. Las autoridades impedían que los negros libertos, mestizos y mulatos mantuvieran relaciones, personales y comerciales, para evitar que se organizaran y sublevaran. A mediados del siglo XVI, se inició una nueva era de explotación con otra organización liderada por Rey-Consejo de Indios, gobernador, adelantado y ‘notables criollos’ nombrados por el rey desde Madrid. La otra perlita fue para el control político y administrativo de las colonias, bautizada Real Audiencia o Cancillería Real (Secretaría de Estado) encargada del visto bueno, conocido en la actualidad como certificación o descertificación y estaba conformado por oidores, fiscal, regidor, escribano, todos personajes de la cúpula y escogidos por el soberano rey. (presidente) La consigna para atemorizar a los nativos era amor al sacerdote y miedo al corregidor.
Cualquier parecido con la realidad no es casualidad, las historias pretenden repetirse, pero los pueblos libres jamás se dejarán someter y Petro tenía razón cuando en su discurso de posesión, empuñando la espada de Bolívar mencionó que es la espada de la libertad y será enfundada cuando seamos libres de verdad. Los colombianos tercos y escépticos en minoría, no confían en el gobierno, cuando demuestra con cifras, que el turismo, once mil millones de dólares, reemplazará las divisas del petróleo, carbón y gas diez mil millones: en una alocución presidencial, explicó cómo se robaron los dineros de la salud, el desempleo bajó a un dígito, el crecimiento alcanzará 3% y la inflación menos del 5%. Todas estas cifras y otras de interés nacional se encuentran publicadas en revistas especializadas de economía y pueden comprobarse. ¿Por qué no creerle al presidente?. El problema de la desinformación es culpa de los medios de comunicación que tienen prohibidos por sus dueños promocionar los logros del gobierno del cambio, reemplazándolos, por noticias falsas y amarillistas, entrevistando a los enemigos personales de Petro para acusarlo de drogadicto y alcohólico, desprestigiándolo para que los gringos descertifiquen a los colombianos.