Elecciones atípicas en el Magdalena embolatadas

Así se vislumbra el panorama de las atípicas en la región y hasta muchos se atreven a asegurar que se embolatarán aún más cuando se crucen con otros temas de interés nacional, como las consultas internas de los partidos, el calendario electoral del 2026 o incluso posibles reformas de último momento. El tiempo corre, pero la incertidumbre se mantiene. A casi dos meses de que el Consejo de Estado anulara la elección de Rafael Martínez como gobernador, el Gobierno nacional sigue sin convocar elecciones atípicas, como lo exige la ley. El silencio de la Casa de Nariño ya motivó una acción de tutela por parte de dos abogados de Santa Marta, quienes exigen al presidente Gustavo Petro y al Ministerio del Interior cumplir con la sentencia. Aunque Martínez acató la decisión judicial, desde entonces el departamento permanece en manos de una gobernadora encargada. Pero la elección popular sigue en el limbo, lo que pone en jaque la estabilidad democrática y la voluntad de más de 300.000 votantes que lo respaldaron. “Los cargos públicos no son un fin absoluto, son un vehículo para lograr grandes cambios”, expresó Martínez, insistiendo en que su salida fue producto de intereses políticos más que de fallas jurídicas. El exgobernador sigue contando con amplio respaldo ciudadano y no ha cerrado la puerta a continuar su lucha política. Mientras tanto, la tutela interpuesta por juristas busca que en un plazo de 48 horas se fije la fecha de la jornada electoral, invocando derechos fundamentales como el sufragio, el debido proceso y la igualdad. El limbo jurídico no solo afecta a la institucionalidad del Magdalena, sino que siembra dudas sobre la voluntad del Ejecutivo para respetar la independencia judicial.
  • ¿Por qué se demora el Gobierno en convocar elecciones atípicas ya ordenadas por la justicia?
  • ¿Quién se beneficia del vacío de poder actual en el Magdalena?
  • ¿La falta de acción del Ejecutivo vulnera la democracia local?
El caso deja más preguntas que respuestas. Pero lo claro es que el departamento necesita certezas, no encargos indefinidos ni maniobras dilatorias.