El Gobierno nacional, a través del Ministerio de Trabajo, ya dejó ver su intención de fijar el incremento del salario mínimo legal vigente (SMLV) para 2026 en torno al 11%, lo que llevaría el ingreso base de los colombianos de $1.423.500 a cerca de $1.580.000.
La propuesta, que será debatida en la Comisión de Concertación de Políticas Salariales y Laborales, se perfila como uno de los ajustes más altos de los últimos años, y marca el cierre del mandato del presidente Gustavo Petro con una apuesta ambiciosa en materia laboral.
Aunque el anuncio genera expectativa positiva entre millones de hogares que dependen del salario mínimo, la discusión no está exenta de polémica. Economistas y gremios empresariales advierten que un incremento tan elevado podría convertirse en un motor de inflación durante 2026, afectando precisamente a los sectores más vulnerables.
¿Cómo se conecta el aumento con la inflación?
Un aumento del salario mínimo muy por encima de la inflación proyectada (estimada para cerrar 2025 cerca del 5%) tiene efectos directos sobre la economía:
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Aumento de costos laborales
Las pequeñas y medianas empresas enfrentarán un aumento significativo en sus costos, lo que podría trasladarse a los precios de bienes y servicios. -
Impacto en alimentos y servicios básicos
Sectores como transporte, alimentos y servicios personales podrían elevar sus precios, afectando la canasta familiar. -
Efecto en subsidios y gasto público
El alza del salario mínimo afecta pensiones, subsidios y contratos públicos, presionando el gasto estatal. -
Expectativas inflacionarias
Empresarios y trabajadores podrían ajustar salarios y precios de forma preventiva, generando una espiral inflacionaria. -
Efecto sobre la demanda
Un mayor poder adquisitivo impulsa el consumo, pero si la oferta no crece en igual medida, la presión sobre los precios aumenta.
Escenarios proyectados
El Banco de Bogotá estima que:
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Con un aumento del 12,4%, la inflación de 2026 podría cerrar en 4,7%.
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Con un incremento más moderado (8-9%), la inflación se mantendría alrededor del 4,1%.
En la práctica, se analizan tres escenarios:
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Moderado (7-9%): Menor riesgo inflacionario, pero con poco alivio real para el bolsillo de los trabajadores.
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Gobierno (11-12,4%): Mayor poder adquisitivo, más consumo, pero alto riesgo inflacionario y presión sobre pymes.
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Decreto sin consenso: Aplicar el aumento sin acuerdo con empresarios puede generar mayor incertidumbre y reacciones adversas.
Conclusiones del análisis
La propuesta del Gobierno de aumentar el salario mínimo tiene un doble filo:
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Pro: Mejora significativa en los ingresos de los hogares más vulnerables.
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Contra: Riesgo de inflación, aumento del gasto público y presión sobre sectores productivos.
Según analistas, el éxito de la medida dependerá de que el Gobierno la acompañe con políticas complementarias, como:
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Control de precios en productos básicos
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Incentivos a la productividad
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Reducción de cargas fiscales
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Estabilidad macroeconómica
De no hacerlo, el aumento podría diluirse en una subida generalizada de precios, perjudicando a quienes se intenta beneficiar.
Un cierre de Gobierno con sello social
El presidente Gustavo Petro ha expresado su deseo de que este sea “el mejor decreto de elevación del salario mínimo” de su mandato, como símbolo de su política social.
Sin embargo, el verdadero reto será garantizar que el aumento no se convierta en un arma de doble filo para la economía nacional.
Así, el debate sobre el salario mínimo para 2026 no es solo una discusión de porcentajes, sino una prueba clave para medir la capacidad del país de mejorar ingresos sin caer en la trampa inflacionaria.