Cabal sacude el tablero político: ‘La JEP se tiene que acabar’ y denuncia injusticia entre Fuerza Pública y guerrilleros

Por David Awad
La senadora María Fernanda Cabal afirma que hay “14 mil miembros de la Fuerza Pública a los que no se les ha permitido la renuncia a la persecución penal, mientras tiene 9 mil guerrilleros con amnistías e indultos”. Aquí se analizan esas cifras, su veracidad, y lo que implicaría su propuesta de eliminar la JEP.

María Fernanda Cabal, lanzó una afirmación polémica en su cuenta de X: “La JEP se tiene que acabar. El desequilibrio es total, 14 mil miembros de la Fuerza Pública a los que no se les ha permitido la renuncia a la persecución penal, mientras tiene 9 mil guerrilleros con amnistías e indultos.” Esta propuesta de Cabal reabre el debate sobre el papel de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), su alcance, los beneficios aplicados a los distintos actores del conflicto armado, y las críticas sobre justicia, impunidad, y equidad.

La senadora y precandidata presidencial por el Centro Democrático, María Fernanda Cabal, recientemente expuso sin rodeos los pilares de su eventual gobierno, defendiendo una visión de país anclada en la seguridad, la libertad económica y el respeto por los principios conservadores. A lo largo de la conversación, se presentó como una figura política marcada por la coherencia, una cualidad que, a su juicio, la distingue del resto de precandidatos.

Con una trayectoria que abarca el sector público, el académico y el empresarial, Cabal argumentó que su experiencia le otorga la capacidad de transformar un país que considera en crisis. En un análisis crítico, calificó la Constitución de 1991 como un documento «más de deseos que de derechos», que ha desequilibrado al Estado al prometer beneficios imposibles de cumplir en una nación asediada por la corrupción y la criminalidad. Para ella, el camino hacia el progreso se encuentra en el fortalecimiento de la empresa privada, la reducción del gasto público y la disminución del tamaño del Estado.

El eje central de sus propuestas gira en torno a la seguridad, un tema que abordó con la frontalidad que la caracteriza. La precandidata abogó por el retorno del porte legal de armas para los ciudadanos que cumplan con los requisitos, argumentando que es un derecho fundamental para defender la vida y la familia ante la incapacidad del Estado para protegerlos. Asimismo, desestimó la «paz total» del gobierno, calificándola de una «entrega total». En su lugar, planteó una estrategia de seguridad basada en el fortalecimiento del ejército y la policía, la reactivación de los batallones de alta montaña y el uso de tecnología avanzada, incluyendo satélites y drones, en colaboración con países como Israel.

Es importante resaltar nuevamente que la precandidata presidencial, Cabal, también ratificó su postura sobre la fumigación aérea con glifosato y la necesidad de dar por terminada la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), a la que acusó de favorecer a los exguerrilleros en detrimento de la fuerza pública.

En el ámbito electoral, expresó «serias dudas» sobre la transparencia de los comicios presidenciales de 2014 y 2022, sugiriendo la posibilidad de un fraude que habría afectado los resultados. Respecto a sus alianzas, se mostró cautelosa y crítica con las figuras políticas a las que considera camaleónicas, como el expresidente Iván Duque, a quien tildó de «socialdemócrata» o de «extremo centro» y acusó de gobernar con los «adversarios políticos».

Finalmente, la senadora abordó el papel de su esposo, José Félix Lafaurie, en un eventual gobierno. Pese a que él ya no participa en el proceso de paz, Cabal aseguró que su experiencia sería «invaluable» para hacer el Estado más eficiente, reducir su tamaño y combatir la corrupción.

La senador y precandidata presidencial, María Fernanda Cabal, se dirigió a los ciudadanos con un mensaje claro: ella es una persona sin tacha, que ama a su país y que, de la mano de la fe, busca que los colombianos vivan en un «gobierno de la gente buena».