Pulso político entre el petrismo y los Cha por la rectoría de la Universidad del Atlántico 

La elección del nuevo rector de la Universidad del Atlántico se ha convertido en el más reciente escenario de confrontación política en la región Caribe.

Dos fuerzas de gran peso nacional y local, el movimiento político afín al presidente Gustavo Petro y el clan Char, disputan abiertamente la dirección de la institución educativa más importante del departamento.

De acuerdo con fuentes cercanas al proceso, las mayorías en el Consejo Superior Universitario se encuentran divididas entre los sectores que respaldan a candidatos alineados con el petrismo, que buscan proyectar a la Uniatlántico como un bastión de la educación pública crítica y transformadora, y los representantes cercanos a la casa Char, interesados en mantener el control de la universidad como plataforma académica y política en el Caribe.

El pulso, aseguran observadores locales, no solo gira en torno al perfil académico del futuro rector, sino que también representa un pulso por el poder en la región.

La universidad, con más de 24 mil estudiantes y un papel central en la vida cultural y política del Atlántico, se ha convertido en un terreno estratégico para medir fuerzas de cara a las elecciones de 2026.

En el Iado del petrismo, dirigentes cercanos al Pacto Histórico insisten en que la institución debe blindarse de intereses clientelistas y garantizar un modelo de gestión transparente, en sintonía con la política nacional del Gobierno. En contraposición, los Char con una larga influencia en Barranquilla y el Atlántico se apoyan en su estructura política local y en aliados dentro del Consejo Superior para inclinar la balanza a su favor.

La comunidad universitaria, mientras tanto, observa con expectativa.

Estudiantes y profesores han exigido que el debate no se reduzca a intereses políticos, sino que prevalezca el mérito académico, la investigación y el compromiso con la universidad pública.

Sin embargo, reconocen que la correlación de fuerzas externas suele ser determinante en este tipo de decisiones.

La elección se espera en los próximos días y podría marcar un punto de inflexión en la gobernabilidad de la Universidad del Atlántico.

Lo cierto es que, más allá del nombre del nuevo rector, la disputa deja en evidencia la fuerte polarización política que atraviesa la región y la influencia que partidos y clanes ejercen sobre las instituciones educativas.