El magistrado César Lorduy y líderes comunitarios advierten que la falta de mantenimiento en los tajamares de Bocas de Ceniza podría generar una crisis portuaria y graves afectaciones sociales y económicas en Barranquilla.
El reciente colapso parcial del tajamar occidental en Bocas de Ceniza ha encendido las alarmas en Barranquilla. El hecho preocupa no solo a la comunidad de Las Flores, directamente afectada por la socavación del terreno, sino también a autoridades y sectores económicos que advierten consecuencias graves para la ciudad y la región si la emergencia no recibe una atención inmediata.
El magistrado del Consejo Nacional Electoral (CNE), César Lorduy, advirtió en su cuenta de X sobre la magnitud del riesgo que implica el deterioro de estas estructuras. “Si colapsa alguno de los tajamares en Bocas de Ceniza, quedaremos sin canal de acceso y sin actividad portuaria”, expresó.
#Grave: Si colapsa alguno de los tajamares en Bocas de Ceniza, quedaremos sin canal de acceso y sin actividad portuaria. Oportuno recordar el parágrafo del art 34 de la Ley 1 de 1991. “El canal navegable del río Magdalena en el Puerto de Barranquilla y sus obras complementarias… pic.twitter.com/4i51Tw2HO0
— Cesar Lorduy (@LorduyCesar) September 20, 2025
Además, recordó la obligación legal establecida en el artículo 34 de la Ley 1 de 1991: “El canal navegable del río Magdalena en el Puerto de Barranquilla y sus obras complementarias serán construidas, conservadas y mantenidas con recursos del Gobierno Nacional”.
#Tajamares. Entiendo que siempre hay otros problemas que ocupan la atención, pero créanme que no hay uno más grave para la ciudad de #Barranquilla, que el que se puede originar si colapsa algunos de los tajamares en Bocas de Ceniza. @asoportuaria @Cormagdalena @ppcurvelo… https://t.co/UHPM7O6up2
— Cesar Lorduy (@LorduyCesar) September 20, 2025
Una amenaza para la comunidad
La socavación, que ocurre en el kilómetro 6 del tajamar occidental, ya ha generado la pérdida de al menos un metro de vía. Este tramo es transitado diariamente por pescadores y mototaxistas que se dirigen hacia Puerto Mocho, lo que ha puesto en riesgo su movilidad y sus fuentes de sustento.
Carlos Garcés, representante del gremio de motos, explicó a un medio de comunicación local que las fuertes lluvias han acelerado el colapso del terreno. “Por donde pasaban las motos hoy solo queda un trayecto corto. Ese es el único paso disponible y entre más llueva más se va debilitando, hasta el punto en que no habrá acceso para las motos que usamos para seguir laborando hacia Bocas de Ceniza”, dijo. Según Garcés, un colapso completo provocaría que el comercio se desplome hasta en un 90 %, afectando principalmente a los pescadores y al mototaxismo, actividades que sostienen a la comunidad local.
Falta de mantenimiento histórico
Para Omar Angulo, coordinador de la Veeduría Ciudadana Río Magdalena, el problema es consecuencia directa de la ausencia de mantenimiento. “El tren histórico desapareció, y con él también la entidad que hacía el mantenimiento a las obras de Boca de Ceniza, que dependía del Estado. Hoy, después de más de 15 años sin intervención, los tajamares están muy deteriorados”, explicó a dicho informativo.
Angulo recordó que, en el pasado, un tren traía a diario rocas desde las canteras para reforzar las estructuras ante el constante embate del mar, pero esa labor cesó hace más de dos décadas. Para él, la actual situación no solo compromete la navegación, sino que podría desencadenar inundaciones y daños ambientales en toda la zona costera.
Alertas previas ignoradas
La emergencia actual no sorprende a los expertos. En 2017, el Observatorio del Río Magdalena ya había advertido sobre el deterioro de los tajamares. Investigadores de la Universidad del Norte, entre ellos el profesor Vicente Mendoza, señalaron que las estructuras mostraban fallas visibles por fenómenos naturales y choques de embarcaciones. “Hay que evaluar la estructura constantemente y establecer recomendaciones”, enfatizó en su momento.
Un valor histórico y simbólico en riesgo
Los tajamares de Bocas de Ceniza no solo cumplen un rol esencial en la navegación y el comercio, sino que forman parte de la memoria histórica de Barranquilla. Fueron construidos para garantizar el acceso al puerto y durante décadas estuvieron acompañados por un tren que, primero transportaba carbón y luego turistas, hasta convertirse en un atractivo cultural y turístico.
En años recientes, el Distrito invirtió en la recuperación de un tramo del tajamar occidental, habilitando senderos peatonales, ciclorrutas y un tranvía turístico, como parte del proceso de revitalización de Puerto Mocho. Hoy, ese legado enfrenta la amenaza del abandono y del deterioro acelerado.
Un llamado urgente
El mensaje de Lorduy y el clamor de la comunidad coinciden en la urgencia de una intervención nacional. El colapso de los tajamares pondría en jaque la actividad portuaria de Barranquilla, considerada estratégica para la economía del país. La falta de mantenimiento y la omisión de alertas técnicas han llevado la situación al límite, y el costo de la inacción podría ser incalculable.
Y.A.