La medida desata críticas de expertos y preocupación en el sector tecnológico por una posible fuga de talento hacia Europa y Asia.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó este viernes una proclamación que establece un cobro de 100.000 dólares a las empresas que contraten personal extranjero bajo la visa H-1B, uno de los programas más utilizados por la industria tecnológica para vincular profesionales altamente calificados.
La decisión, enmarcada dentro de una política migratoria más estricta, fue presentada por la Casa Blanca como un mecanismo para reducir la entrada de trabajadores extranjeros. Sin embargo, expertos legales advirtieron que la medida es “casi con certeza ilegal” y podría ser revocada en los tribunales, ya que el Congreso solo permite tarifas para cubrir costos administrativos y no como forma de disuasión.
El anuncio generó alarma en compañías como Google, Amazon y Microsoft, que han reiterado en distintas ocasiones que la competitividad global de Estados Unidos depende en gran parte de la atracción de talento foráneo. Para los gremios empresariales y académicos, esta decisión puede incentivar la migración de profesionales hacia Europa o Asia, debilitando la posición tecnológica del país norteamericano.
El programa H-1B, vigente desde 1990, permite a empresas estadounidenses contratar temporalmente a trabajadores especializados en áreas como ingeniería, tecnología, medicina, arquitectura o derecho. Cada año se asignan 65.000 visas nuevas, además de 20.000 adicionales para extranjeros con posgrados en universidades de EE. UU.
No es la primera vez que Trump intenta restringir este mecanismo. Durante su primer mandato ya había impulsado medidas similares que fueron bloqueadas en tribunales. La paradoja es que el propio mandatario, meses antes de asumir su segundo periodo, reconoció públicamente haber utilizado este programa en varias de sus empresas.