La comunidad educativa del INEM Simón Bolívar, uno de los colegios más emblemáticos de Santa Marta, ha encendido las alarmas ante lo que consideran un intento de despojo de sus terrenos por parte del alcalde Carlos Pinedo y un grupo de concejales del Distrito. La denuncia gira en torno a la posible entrega de los lotes del plantel para la creación de una nueva institución de educación superior, la denominada Universidad de Santa Marta (USM).
Según líderes estudiantiles y egresados, la propuesta de establecer la USM en los terrenos del INEM no ha sido socializada con la comunidad educativa ni con el Consejo Directivo de la institución. Aseguran que hay otros lotes distritales disponibles, lo cual genera dudas sobre los verdaderos intereses detrás del proyecto.
«Nos quieren vender la idea de que es progreso, pero en realidad lo que buscan es apropiarse de un bien público con historia, prestigio y años de servicio a la educación pública», expresó un vocero de los egresados inemitas.
Patrimonio en riesgo
El INEM Simón Bolívar ha sido por décadas un referente académico en la región Caribe, formando a miles de jóvenes en distintas áreas del conocimiento. La posibilidad de que sus terrenos sean entregados para otro proyecto, sin garantías de continuidad ni mejoras para la institución, ha generado profunda preocupación entre estudiantes, padres de familia, docentes y exalumnos.
Organizaciones estudiantiles han comenzado a convocar movilizaciones para defender el patrimonio educativo. La comunidad exige a la Alcaldía de Santa Marta y al Concejo Distrital explicaciones públicas, así como transparencia en el manejo del proyecto USM.
«No estamos en contra de una universidad, pero no puede construirse a costa de destruir otra institución pública», reiteran los líderes del movimiento.
¿Universidad o negocio encubierto?
Algunos sectores sociales temen que el proyecto de la USM sea una “universidad de garaje” disfrazada de progreso, y advierten que podría terminar beneficiando intereses privados bajo el manto de lo público. Por eso, insisten en que la ciudad necesita propuestas serias y sostenibles en educación superior, pero no a cambio de sacrificar una institución de trayectoria como el INEM.
¿Qué piden los ciudadanos?
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Que se detenga cualquier intento de desalojo o entrega de los terrenos del INEM.
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Que se prioricen lotes disponibles que no afecten instituciones existentes.
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Que haya una audiencia pública donde la comunidad educativa sea escuchada.
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Que el proyecto de la USM sea evaluado con criterios técnicos, académicos y financieros reales.
La tensión crece en Santa Marta. Lo que se presenta como un paso hacia la educación superior podría convertirse, según la comunidad, en un retroceso para la educación pública de calidad. Por ahora, los samarios están atentos y la voz del INEM retumba con fuerza: «¡El INEM no se toca!»