Reacciones por la descertificación

Donald Trump y Gustavo Petro.

Sin ninguna duda la reciente confirmación de Estados Unidos respecto a la descertificación de Colombia como país comprometido en la lucha contra las drogas, ha generado todo tipo de reacciones.

Este es un episodio que indiscutiblemente preocupa a todos los sectores, especialmente a la asociación bancaria y de entidades financieras del país, por lo que se adujo que el sistema financiero colombiano se distingue por su firme compromiso en la lucha contra el lavado de activos, la financiación del terrorismo y la proliferación de armas de destrucción masiva, lo que posicionó a Colombia como referente en esta materia.

Según el referido gremio, desde las entidades bancarias no se escatimarán esfuerzos para robustecer los mecanismos y medidas orientados a prevenir y mitigar los riesgos asociados a las finanzas criminales, más que todo las provenientes del narcotráfico.

La situación generada por la referida descertificación motivó que la Asociación Nacional de Comercio Exterior–Analdex haya publicado inmediatamente una carta abierta dirigida a la ciudadanía, mediante la cual la organización responsabilizó al actual Gobierno por la pérdida de la certificación, un hecho que no ocurría desde 1996, advirtiendo respecto a las posibles consecuencias económicas y diplomáticas derivadas de la decisión asumida por Estados Unidos.

Resulta indiscutible que las relaciones de nuestro país con Estados Unidos atraviesan en estos momentos un proceso de deterioro que con el correr del tiempo se tornará más difícil de lo que se venía vislumbrando desde meses atrás, lo cual se podrá solventar existiendo la posibilidad del diálogo y la aparición de esfuerzos entre Colombia y Estados Unidos, para la búsqueda de la erradicación de un problema que se ha venido agigantando desde muchos años atrás.

Teniendo en cuenta la situación presentada con motivo de la descertificación resulta de primordial importancia que nuestro país actúe de manera decidida para evitar que esa medida derive en otras restrictivas más severas en un futuro cercano.

Para nuestro concepto sería muy importante la elaboración de un plan de emergencia que permita alcanzar una solución lo más rápido posible y así recuperar la certificación, recordando que existe la posibilidad de revertir la decisión si se demuestran avances concretos.

Como está la situación, existe la necesidad de la conformación de una hoja de ruta conjunta entre el sector público y el privado de Colombia y Estados Unidos, orientada a la estabilización, tanto de la lucha contra las drogas como el comercio bilateral con el país de norte.

Indiscutiblemente, la descertificación se puede catalogar como una mala noticia para Colombia, por lo que resulta primordial alcanzar las metas en materia de lucha contra el narcotráfico, en cuanto a erradicación de cultivos ilícitos.

La lucha en este sentido debe ser tanto de los países productores como de los consumidores. Afortunadamente esta descertificación no trae sanciones ni recortes en la ayuda, y ese es un buen principio, para concretar hacia futuro un mejor entendimiento bilateral.

De igual manera, queda mucho camino por recorrer para establecer las acciones necesarias y lograr obtener la certificación, con una coordinación, un trabajo articulado entre Estados Unidos y Colombia en el combate contra las drogas.

La decisión, aunque no acarrea sanciones directas por ahora, provocó una tormenta de interpretaciones y posturas encontradas que reflejan una profunda fractura sobre el rumbo de la política antidroga del país.