¿Guerra o paz?

Por CARLOS JIMÉNEZ M.

Colombia, para nuestra desgracia, aún sigue atrapada en esta disyuntiva, que ahora se ha convertido en una disyuntiva para el mundo entero. ¿La prueba? La celebración de dos cumbres internacionales la semana pasada con objetivos abiertamente contradictorios. Una quería la paz y la otra la guerra. La primera de dichas cumbres fue la de la Organización de Cooperación de Shanghai, reunida entre el 30 de agosto y el primero de septiembre en la ciudad de Tianjín en China. Participaron los 10 países fundadores y una docena de países invitados, y sus protagonistas fueron, como no podía ser de otro modo, China, Rusia e India. El mensaje que enviaron al mundo fue un mensaje de paz y no solo porque la dirigencia china, encabezada por el presidente Xi de Jinping, presentó la Iniciativa para la gobernanza global, sino porque el hecho mismo de la celebración de esta cumbre fue un hecho de paz. Puso de presente que se pueden reunir, dialogar, buscar formas de entendimiento y cooperación países aunque experimenten  serios conflictos de intereses entre ellos. Por ejemplo, China e India arrastran desde hace décadas un conflicto de fronteras, que incluso dio lugar en 1962 a un enfrentamiento armado las dos potencias. India y Pakistán por su parte mantienen un conflicto de semejantes características, heredado también de la colonización británica, que, atizado por un grave atentado terrorista en India, dio lugar.  el pasado mes de abril. a un breve pero intenso choque armado entre ambas naciones. A pesar de ello los lideres de los tres países participaron en la cumbre y sostuvieron intercambios fructíferos.

Algo semejante puede decirse de Azerbaiyán e Irán, país este último que sufrió en junio de este mismo año demoledores e injustificados bombardeos israelíes, que contaron con la complicidad de Azerbaiyán. El territorio de este último sirvió de plataforma de despegue de un buen numero de los drones utilizados por Israel para atacar a Irán. Ambos países estuvieron sin embargo representados en la cumbre de Tianjín. Dieron una demostración adicional de que la paz es posible, que el diálogo y el entendimiento incluso entre adversarios y rivales, marca el camino.

La prensa occidental que aún permanece fiel a la política informativa definida por el Departamento de Estado de Estados Unidos, respondió a la celebración de la cumbre de Tainjín silenciándola o minimizándola al máximo. Se Permitió el lujo de tratar con desdén un evento que reunió a países cuya población sobre pasa el 40% de la población del planeta y cuyo PIB representa un porcentaje semejante del total mundial. La respuesta de Trump fue, como es habitual e, agresiva. Afirmó en su página de Truth Social que la cumbre se celebró en contra de Estados Unidos y Vladimir Putin le respondió que nadie, ningún país participante en la misma atacó a Estados Unidos. Sugirió que dicha acusación no era más que una broma.

Pero más importante que el humorístico desmentido del presidente Putin fue la conducta de Narendra Modi, el conservador primer ministro de India. En la cumbre de Tianjín protagonizó el episodio que fue probablemente el de mayor carga simbólica. Tomado de la mano de Putin se acercó a Xi Jinping, le cogió también de la mano, dando lugar a una foto ciertamente histórica, en la que aparece como quien une a Rusia y a China. O como leyeron los alegoristas: el elefante hindú uniendo al dragón chino y al oso ruso. Con estos gestos, Modi lanzó un par de  mensajes importantes al mundo. El primero que no está dispuesto aceptar el chantaje de Trump, que le amenaza con aranceles del 50% a todas las importaciones procedentes de India, si India no suspende de inmediato la compra de petróleo ruso. Tal y como declaró Subrahmanyam Jaishankar, el ministro de asuntos exteriores del país más poblado del planeta, << ninguna potencia extranjera puede decidir que compra o deja de comprar India>>.  India ha comprado y seguirá comprando petróleo y gas ruso porque es consciente de que la energía barata es esencial para la buena marcha del conjunto de su economía y para su industria, en particular para el puntero sector de la industria digital, intensiva en consumo energético.

El segundo mensaje importante: India se alía con China y con Rusia, pero no se subordina a ninguna de ellas. Exige de ambas un trato de igual a igual.  Para corroboralo se excusó de asistir a la apoteósica celebración del fin de la Segunda guerra mundial en la plaza Tiananmen de Beijing, el 3 de septiembre pasado. Prefirió viajar a Tokio y entrevistarse con el primer ministro de Japón, la única gran potencia industrial de Asia que ha aceptado las exigencias de Trump en materia arancelaria.

El jueves 4 de septiembre pasado, un día después de las celebraciones de fin de la guerra mundial en la capital china, se celebró en Paris la cumbre de la Coalición de los dispuestos, una asociación ad hoc, encabezada y promovida por Enmanuel Macron de Francia, Keith Starmer de Gran Bretaña y Friedrich Merz de Alemania, en la que participaron 26 países, incluidos Canadá y Australia. Su objetivo declarado: << concretar las garantías de seguridad para Ucrania en caso de un acuerdo de paz con Rusia>>. En la rueda de prensa conjunta de Macron y Zelenzki, realizada al término de la cumbre, el presidente francés dio por logrado este objetivo, afirmando  que los países participantes se habían comprometido a brindar a Ucrania algún tipo de apoyo << terrestre, marítimo, aéreo o cibernético>>, si se alcanza un alto el fuego o un acuerdo de paz en Rusia. Los dos lideres son conscientes que tanto la exigencia de un alto el fuego en Ucrania, formulada por la administración Trump desde febrero del año pasado, como la de enviar tropas de países de la OTAN a Ucrania después de un eventual acuerdo de paz, han sido rechazadas una y otra vez por la Federación rusa. Vladimir Putin y Serguei Lavrov, su ministro de asuntos exteriores, lo han dicho una y otra vez: solo habrá alto el fuego si previamente se ha alcanzado un acuerdo de paz que garantice la neutralidad de Ucrania, la pieza clave del reconocimiento por parte de Washington y de la OTAN de los << legítimos intereses de seguridad de Rusia>>.  La Coalición de los dispuestos se niega una vez más a iniciar las negociaciones orientadas a la alcanzar un acuerdo de paz mutuamente satisfactorio para todas las partes involucradas abiertamente en el conflicto ucraniano y apuesta por mantener ardiendo la guerra hasta la fecha, hoy muy improbable, en la que Rusia sea derrotada y obligada a firmar un tratado de paz dictado por Washington y la troika de los dispuestos: Londres, Paris y Berlín. Entre tanto la guerra en Ucrania continúa, esta vez en una fase, en la que, que tal y como declaró públicamente el presidente Trump, “vendemos las armas a los europeos para que ellos las entreguen a los ucranianos”. Un negocio redondo y desde luego de ganancias hipermillonarias.

“Amanecerá y veremos”, como dijo el ciego.