Tribuna pedagógica: Reflexiones sobre lo curricular evaluativo

Reynaldo Mora Mora.

Por: Reynaldo Mora Mora

Para nosotros los educadores críticos la instrumentalización, estandarización y la homogenización del aprender-evaluar es la risa-castigo que se inflige al estudiante, irrespetando sus vocaciones, talentos, capacidades, emociones e intereses, en últimas, su autonomía: porque en ese evaluar el aprendizaje encontramos la intención manifiesta de humillar a los marginados socialmente para que no ingresen a la educación superior pública. Hallamos en esta humillación tres elementos públicos: uno, la complacencia del Estado y de la misma sociedad ante el sufrimiento de las familias pobres de Colombia con sus hijos, a quienes se les cierran las puertas de las universidades públicas. otro, es el desprecio por las Problemáticas Sociales desde el evaluar, que no aborda el currículo oficial, y el tercero, el desprecio por las individualidades. Hay que emprender estudios en este sentido, porque creemos que hay que pensar en una Nueva Evaluación Contextualizada y Pertinente, NECP, que emprenda la tarea de abordar el evaluar desde lo sociocultural, como un antídoto frente al currículo oficial, como una reacción protectora que escude a los pobres y favorezca a los contextos frente al voraz tecnicismo estandarizado propuesto por el neoliberalismo, supuestamente para mejorar la “calidad” de la educación, pero con aires de calidad empresarial desde las competencias (porque la escuela, con minúsculas la han convertido en una fábrica, en una empresa de competencias para el consumo: consumir instrumentalismo a través de la capacitación para las pruebas estatales). Creemos que un propósito de dignidad y de vida de esta Nueva Evaluación es evitar esa humillación que siempre hemos venido denunciando.

En estos procesos nuestra concepción sobre la formación es sociocultural. Es nuestra versión epistemológica para cubrir los procesos curriculares, en contraste con los procesos estandarizados, hegemónicos e instrumentales-competenciales del currículo oficial, el cual, no es una forma conversacional con el contexto y sus Problemáticas Sociales, PS, ni considera los acuerdos con los actores sociales y sujetos educativos. En su interior, el carácter cognitivo instrumental está presente en su esquema de no interaccionar con la realidad social, pero que ingenuamente, le hace creer a la sociedad que sus problemas se resuelven con la calidad de las pruebas estatales, que ha venido perdiendo fuerza este discurso que, en 50 años, porque la educación siempre ha estado en cuidados intensivos. Por el contrario, nuestra visión del Currículo Contextualizado y Pertinente, CCP, es el consenso para transformar desde los saberes las visiones del mundo por el hecho de establecer la conversación de la Escuela con las PS. Se trata, de la construcción de diálogos en los que seamos capaces de reconocer la importancia del contexto en la labor formativa de la Escuela. Esto es lo significativamente importante: es la relación que debe ponderarse con la transformación de los saberes enseñables, debido a que esta institución y el currículo tienen la necesidad de comunicar sus respuestas para enfrentar los discursos hegemónicos del discurso del currículo oficial. Entonces, el currículo es nuestra principal herramienta formativa para los educadores críticos que visionan la transformación de la realidad social.

Por ello, hemos venido promoviendo la concepción del Currículo Contextualizado y Pertinente, CCP, como un proyecto de investigación: mis textos han tenido como finalidad mostrar la importancia del contexto en la construcción de los saberes enseñables. Como una primera tesis he venido planteando:  la capacidad de suscitar, provocar, generar debates hacia las ocurrencias transformadoras de las instituciones educativas. Que estas, apoyándose en el poder de la autonomía consigan construir saberes creadores de libertad en todo el tiempo escolar en un proceso de causalidades múltiples recíprocas. Hay que añadir que la autonomía curricular actúa por medio de proyectos. Gracias a ellos el quehacer misional se hace acción y realidad, no como proyectos anodinos y descontextualizados, sino como la suma de trayectos posibles de la mano de la realidad de los contextos. Y es que el contexto es un ingenioso sistema de preguntas y respuestas que él espera a través de la Escuela y la Universidad, como un incansable preguntar. El contexto no vive a la espera de la acción de estas instituciones, es lo contrario, estas deben anticiparse y crear sin parar para él. Todas las operaciones de estas instituciones se reorganizan al integrarse a los proyectos del contexto. Este es, entero, se amplía, dando de sí nuevas posibilidades para el CCP, y en esta expresión contextual también resulta transformador para toda la Comunidad Educativa, cuya capacidad estaban pendientes de las determinaciones del contexto. Embarcado el CCP en proyectos se coinvertirá en inteligencia sociocultural, embarcado en proyectos artísticos desde los diferentes saberes: se hará inteligencia artística embarcada en Proyectos Pedagógicos-Didácticos y Evaluativos por períodos, como la razón de investigabilidad.

Entiendo por Proyecto Curricular una realidad pensada a la que entregamos el accionar de nuestro quehacer, en cuanto el currículo se lanza al dinamismo de la vida cotidiana. Esta inteligencia sociocultural de los saberes permite a las instituciones educativas crear distintas posibilidades formativas entre las cuales elegir distintos anteproyectos desde las Problemáticas Sociales, PS. Pues bien, este proyecto de aprendizaje de vida es la posibilidad elegida, la que esta ordenada a la realización, magnifica palabra que debe promoverse y desarrollarse en el currículo escolar. Así suceden las cosas: nuestros proyectos curriculares transfiguran nuestro accionar, el cual se transforma, enriquece y amplía el papel del CCP, convertido en campo de juego formativo, como escenario de mi acción. Por tanto, hago depender de mis proyectos de enseñanza de vida, la textura de nuestra inteligencia sociocultural y la contextura del conocimiento que pretendemos enseñar y hacer aprender con investigación.

Frente a la dinámica del currículo oficial, ¿cómo orientarnos en un mundo cambiante si no podemos aprender la realidad social con sus problemáticas en la evaluación del currículo escolar? En este momento de lucha contra la instrumentalización y estandarización del formar, nuestra propuesta, el CCP, hace surgir nuevas preguntas que están enunciadas para desenmascarar las viejas respuestas que ocultan la desigualdad social que promueve ese currículo a través de la evaluación de las pruebas estatales. Por ello, una de sus primeras batallas es la de estrechar la Escuela con el contexto y sus Problemáticas Sociales, PS, sabiendo que esta relación solo será válida si se construye a través del diálogo sociocultural. Buena parte de los conceptos con los que trabajamos en educación, si no todos, están en la trinchera, sometidos al fuego de, al menos, tres bandos: uno conservador (que quiere volver a una idea de un orden tradicional para la educación con contenidos clasistas); otro liberal (que centra sus esfuerzos en el individuo subjetivo) y otro democrático, crítico, contextualizado y pertinente (comprometido con el contexto y sus necesidades), obligado a reparar la exclusión de los marginados y abocado a que el CCP sea una herramienta de transformación social.

Todos podemos argumentar con convicción, si bien algunos tienen más recursos que otros para propagar sus ideas; en este orden de ideas, nuestra propuesta se enmarca en el tercer enfoque, porque desde esta perspectiva curricular sometemos a crítica conceptos tan de uso como currículo, formación, saberes, enseñanza, planes de estudio, calidad de la educación, evaluación, competencias. Debatir en torno a conceptos es interesante porque los conceptos son hoy uno de los principales campos de batalla del actual momento educativo-formativo-curricular, que no discute el concepto de currículo, descontextualizado en su quehacer en la vida cotidiana del mundo escolar, que no participa en las metas formativas de un determinado contexto. Ir contra la corriente es aportar un caudal crítico en la dirección de la corriente de formar integralmente, contextualizadamente y pertinentemente.