Ágora Razón: esperanza y pandora

Hugo Castillo Mesino.

Por Hugo Castillo Mesino

«El estado de ánimo tiene la peculiaridad de que, a diferencia del sentimiento o la emoción, no se refiere a nada determinado. Quien tiene esperanza no pretende en principio alcanzar nada concreto» del filósofo Byung-Chul Han; la esperanza es lo último que encontramos en la «Caja de Pandora» a través de la búsqueda del tiempo con inteligencia responsable.

La tarde se venía ver las voces se confundían la suya era diferente aunque no la escuchaba  el brillo de sus ojos servían de espejo ante la incesante calor ella la que disipaba el tiempo entre todas la miradas la dibujé en la mente una y otra vez sus movimientos me acercaban no sabía qué hacer solo sabía de su presencia se robaba el momento se  olvidaba menos la mujer que soñé al son de las manecillas del reloj sepultaba el tiempo allí estuve en ese lugar sin nombre todos la veían mientras la observaba diferente la curiosidad era mi lenguaje turbaba mis neuronas con cara de diosa sexy pero no seductora algo extraño un encanto no podía rescindir ante mis ojos no sabia si lo que pasaba era subliminal o supra liminal.

La pregunta de costumbre  «cómo te llamas» sin esfuerzo Esperanza al escuchar  su nombre coincidió lo que pensaba es «esperanza» en mis adentros en el ambiente se escuchaba un sonido musical mientras las horas avanzaban no descansaba en mirar de fascinación a Esperanza lancé arsenal de preguntas vivía lo incierto las horas agónicas  preguntaba una y otra vez muchos estaban a su lado se multiplicaban las miradas se percibían la contemple mil veces su indiferencia era el desierto de mis ojos el silencio se apoderó  como «soñante» le dije eres como mi hermana la que un día soñé la que imagine el momento me enloquecía de pie a cabeza hasta cegar la imaginación entre el dormir y despertar.

La blancura de su piel resaltaba su figura destilaba ternura entonces no sabía que era mejor haberla visto antes o después  los minutos se habían convertido en un ritual o era preferible nunca haberla conocido que dilema vivía sentía enigmas que surgían  sumándose unos a otros me acerqué  pregunté quiero saber más allá de  tu nombre su silencio desesperaba se esfumaba la intención de volverla a ver e insistí en decirle en saber dónde vives la información era negativa perdido de ilusión no estaba derrotado sino esperanzado le insistí hasta preguntó porque debo ser tu motivación quien era yo para pensar así transcurridos pocas horas «Esperanza» era libre sin anuncio alguno partió en el vehículo del olvido se perdió en medio de calles y carreras.

A la distancia alcance a verla en medio de una nostalgia milagrosa naciente se fue borrando de mis ojos su imagen como partida fue un adiós sin retorno un día cualquiera alcance a verla era la misma Esperanza saludó  volví a mirarla al día siguiente trato de sonreír se sentó y coincidió  con mis mis ojos circulando sobre ella al otro día sus labios destilaron una sonrisa nació el preludio en señal de quiénes éramos el amor germinó se acostumbró a estar con él segundos y minutos luego horas más tarde los días no contaban entre la ciudad y la naturaleza amorosa nos veíamos codificados por el silencio del tiempo pintando poemas versos cantando melodías embriagadas de pasión Esperanza eres más que esperanza.

Alimentados el uno del otro alcanzando estrellas contando mariposas respirando aire al natural viviendo la terquedad de las olas hablándole a la luna mientras Esperanza invocaba al sol fue creciendo el amor que un día llego se fue para volvió vive en el recuerdo se fue Esperanza la que creció con el tiempo la que sueña y escribe versos la que canta hace llorar y reír la que oxigena momentos por vivir la que vive del recuerdo la que nace todos los días quien pregunta y respondo no eres mi hermana eres el sueño la terrenidad del día y la noche de siempre al decir de los padres y abuelos es lo último que se pierde así sea soñando.

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(*) Comunicador Social y Periodista