Lo que alguna vez se anunció como la revolución del transporte en Santa Marta terminó siendo una promesa vacía. El Sistema Estratégico de Transporte Público (SEPT), que prometía integración tarifaria, modernización del servicio y alivios para el bolsillo de los ciudadanos, nunca se puso en marcha como se esperaba.
Hoy, las estaciones están oxidadas y abandonadas, los buses continúan circulando en medio del desorden, y el anhelado pasaje integrado —que permitiría abordar varios vehículos con un solo pago— simplemente nunca existió.
Con la llegada del alcalde Carlos Pinedo Cuello, la esperanza de rescatar el proyecto terminó de esfumarse. Su administración no ha anunciado acciones concretas para reactivar el sistema ni ha dado explicaciones sobre el futuro del SEPT.
Mientras tanto, los samarios siguen pagando múltiples pasajes diarios y enfrentan un sistema de transporte costoso, ineficiente y desorganizado.
La idea que alguna vez se vendió como una solución terminó convertida en la estafa más costosa que ha sufrido la ciudad en materia de movilidad. ¿Quién responde por el abandono del SEPT y los recursos invertidos?
Santa Marta aún espera respuestas… y un verdadero sistema de transporte digno.