De acuerdo con expertos en el tema, las finanzas son uno de los mayores retos en las parejas colombianas. ¿Qué hacer? ¿Cómo evitarlo?
Redacción Sociales
LA LIBERTAD
En Colombia, las discusiones de pareja no siempre giran en torno a la falta de tiempo, los celos o la convivencia. Cada vez más, el dinero se convierte en el detonante de conflictos que ponen a prueba la estabilidad emocional y hasta la continuidad de una relación.
Según cifras recientes de Fincomercio, el 93% de los colombianos considera que las diferencias en el manejo de las finanzas son motivo suficiente para una ruptura, una cifra que revela la magnitud de un problema que se suele evitar en las conversaciones cotidianas, pero que, tarde o temprano, toca la puerta de los hogares.
El tema se vuelve aún más relevante en fechas sociales como el Día del Amor y la Amistad, celebrado este año el 20 de septiembre, cuando las presiones culturales invitan a gastar más de lo planeado.
En medio de los planes de cenas, viajes, regalos y sorpresas, muchas parejas descubren que no han hablado lo suficiente de un aspecto que, aunque pueda sonar prosaico, es esencial para construir confianza, el dinero.
Expertos coinciden en que hablar de finanzas en pareja no solo sirve para evitar deudas innecesarias, sino también para fortalecer la relación. Freddy Hernán Parada, gerente de Servicios Financieros de Compensar, lo explica con claridad.
“En fechas como Amor y Amistad suele aparecer la presión de dar regalos o planear celebraciones que, si no se conversan antes, pueden terminar en gastos impulsivos”.
Pero más allá de los regalos y las fechas especiales, el dinero es un tema de fondo que atraviesa todas las etapas de la vida en pareja. Desde el inicio de la relación, cuando se comparten las primeras salidas, hasta momentos más avanzados como el matrimonio, la compra de vivienda o la llegada de hijos, la manera en que se gestionan los recursos económicos define, en gran medida, el clima de la convivencia.
No es casualidad que el 75% de los colombianos encuestados afirme preferir llevar sus cuentas por separado, una tendencia que refleja la búsqueda de independencia financiera, pero que también plantea desafíos a la hora de planificar proyectos comunes.
¿Cómo cuido mi relación de este conflicto?
En sociedades como la colombiana, donde aún persisten tabúes para hablar de dinero abiertamente, este silencio puede convertirse en un enemigo. Muchas parejas evitan preguntar por deudas anteriores, desconocen los ingresos reales del otro o no establecen acuerdos claros sobre quién paga qué.
Estos vacíos abren la puerta a suposiciones, resentimientos y malentendidos que, con el tiempo, pueden erosionar el vínculo afectivo.
De ahí la importancia de normalizar lo que algunos expertos llaman “citas financieras”, traducidos en encuentros periódicos para revisar el presupuesto, ajustar metas y hablar con sinceridad de la situación económica.
Al igual que una cita romántica, este ejercicio requiere disposición, respeto y empatía, pero a cambio ofrece la posibilidad de caminar juntos hacia un futuro más estable.
Los especialistas también resaltan que la planeación es clave. Definir un presupuesto conjunto, mantener cuentas separadas y compartidas, priorizar el ahorro y poner límites a los gastos impulsivos son prácticas que ayudan a equilibrar el aspecto individual con el proyecto de vida en pareja.
El debate sobre las finanzas en pareja no es un asunto frío o meramente numérico; en el fondo, se trata de confianza, comunicación y valores. Saber cuánto invertir en un regalo, qué porcentaje del ingreso destinar al ahorro o cómo enfrentar una deuda no solo refleja decisiones económicas, sino también la capacidad de escuchar al otro, negociar y respetar sus prioridades.
En el contexto colombiano, donde la presión social de “dar más” o “lucir más” suele pesar en celebraciones como Amor y Amistad, aprender a poner límites puede marcar la diferencia.
Y es que para muchos, un detalle simbólico o una experiencia compartida puede tener más valor que un regalo costoso que comprometa la tranquilidad financiera del otro, incluso, la de ambos.
En conclusión, aunque hablar de dinero en pareja pueda resultar incómodo, hacerlo de manera abierta y constante se ha vuelto una necesidad.
Lejos de ser un tema exclusivamente económico, es un ejercicio de honestidad que permite proyectar un futuro conjunto y evitar que los conflictos financieros se conviertan en la grieta más difícil de reparar.