Más allá de la explosión en Puente de la Concordia: el policía que ya era héroe antes de Iztapalapa

El oficial segundo Sergio Ángel Soriano Buendía se convirtió en parte del relato heroico de Alicia Matías Teodoro, la “abuelita heroína” que protegió a su nieta en la explosión de una pipa en Iztapalapa. Su trayectoria ya estaba marcada por actos de honestidad y servicio.

La explosión de una pipa en el Puente de la Concordia, en Iztapalapa, no solo dejó una estela de destrucción, sino también gestas de valentía que conmovieron a México. Una de las imágenes más compartidas en redes sociales fue la de Alicia Matías Teodoro, la mujer que protegió con su cuerpo a su nieta y que, pese a sus graves heridas, se convirtió en la “abuelita heroína”.

En medio de la tragedia apareció otro nombre: el del oficial segundo Sergio Ángel Soriano Buendía, quien recibió en brazos a la pequeña y la trasladó de urgencia en motocicleta a una clínica del IMSS. “Escucho la explosión, siento el calor que pasa encima de mi cabeza y gritos de las personas (…) corro hacia la explosión y veo a una mujer totalmente quemada y su nieta”, relató el uniformado, conmovido por la escena.

Sergio Angel Soriano Buendia 3

El oficial destacó que la imagen lo marcó profundamente porque también es padre: “Sí te pega, pues yo soy padre y tengo una niña también chiquita”, expresó en entrevista con Multimedios. Su gesto solidario y la decisión de correr hacia las llamas lo convirtieron en protagonista de una historia de coraje que trascendió la tragedia.

Sin embargo, esta no fue la primera vez que Soriano Buendía se distinguió por su integridad. En 2015, mientras patrullaba en Polanco, halló una bolsa con más de 42 mil pesos y la devolvió a su dueño. “Es equivalente a mi sueldo de un año, pero mi madre me inculcó principios. Nunca he tomado lo que no es mío y nunca lo haré”, declaró en aquel momento. Su gesto le valió un ascenso a oficial segundo.

En 2015 mientras patrullaba en Polanco hallo una bolsa con mas de 42 mil pesos y la devolvio a su dueno avif

Hoy, en la memoria colectiva, la historia de la “abuelita heroína” y la del policía que la apoyó se entrelazan como recordatorio de que en medio del dolor emergen actos de humanidad que fortalecen la esperanza.

Y.A.