[EDITORIAL] La canasta familiar sigue en aumento

Manipulación de alimentos - imagen de referencia // Foto: Captura de pantalla.

En medio de los últimos acontecimientos a nivel político y gubernamental que se han presentado a escala nacional, lo que se observa en Colombia en lo que falta de 2025, es que este no ha sido un año positivo para la mayoría de los colombianos, especialmente en lo referente al orden público y en lo atinente al reajuste de los precios respecto a los artículos que conforman la canasta familiar, con el incremento permanente en el costo de los combustibles.

Indiscutiblemente la clase media es por principio enemiga de las alzas, simplemente porque estas le complican su situación económica; como lo pregonan los economistas, dentro de los parámetros del mercadeo aumentan los costos de los insumos y estos a su vez disparan los precios de los artículos manufacturados y procesados.

Por la misma razón es que a diario crecen las protestas y los reclamos de las familias de escasos recursos económicos, por los constantes incrementos de los precios, especialmente en aquellos productos que conforman la canasta familiar, lo que origina lo que se conoce como el “efecto dominó”; los grandes distribuidores aducen que como los transportadores aumentan los costos de los fletes, estos atribuyen su aumento al incremento de los precios de los combustibles y de los peajes, y al final como siempre sucede, es el consumidor final el que termina “llevando del bulto”.

A lo anterior hay que agregarle los ya tradicionales brotes especulativos, fomentados por acaparadores que se aprovechan de los compradores, para así obtener grandes ganancias a costilla de los consumidores, sin que las autoridades intervengan con más contundencia para sancionar a los culpables de estas prácticas ilícitas.

Los barranquilleros a menudo son sorprendidos con las alzas de precios de los productos alimenticios transportados de otras regiones de Colombia.

Hoy hacemos un llamado a las autoridades competentes a fin de que se decidan hacer cumplir las disposiciones que rigen la materia de precios, pesas y medidas en esta capital.

El presente año se ha mantenido de una manera alarmante y preocupante para la gran mayoría del pueblo colombiano, como consecuencia de las generalizadas alzas que a diario se conocen, si bien es cierto este fenómeno es común en esta época de cada año, en esta ocasión el golpe ha sido demasiado severo.

Lo que se vislumbra es una meta de inflación para el presente año, la que con toda seguridad seguirá influyendo certeramente en los precios de los alimentos, se presagian aumentos en las tarifas de los servicios públicos como agua y electricidad y telefonía.

En los próximos días seguramente se incrementarán el valor de los peajes y como consecuencia las tarifas del transporte de carga y de pasajeros.

Con toda seguridad las cuotas moderadoras de salud se seguirán incrementando en el equivalente a la inflación causada y también aumentará el costo de la medicina prepagada.

El valor de las matrículas a cargo del golpeado bolsillo de los padres de familia aumentaron ostensiblemente para el caso de los colegios privados, los precios de los textos escolares y las matrículas universitarias no se quedaron atrás.

Se incrementaron las cuotas de administración de los conjuntos residenciales, ya aumentaron los valores de las boletas para ingresar a espectáculos públicos, incluyendo los deportivos y culturales, y así proseguirá en su ciclo de alza hasta llegar al máximo a finales de año, con todo lo que diciembre encierra.