Un duro golpe a la delincuencia se registró en Medellín tras la captura de los integrantes de la banda La Veracruz, un grupo criminal que durante años sembró el miedo entre comerciantes, vendedores ambulantes, transportadores, trabajadoras sexuales, comunidad LGBTIQ+ y dueños de hoteles en pleno centro de la ciudad.
Según las autoridades, esta organización estaba compuesta por 21 personas, entre ellas 18 hombres y 3 mujeres. Aunque inicialmente se dedicaban al microtráfico, extendieron su dominio hacia la extorsión en sectores como La Veracruz, Plaza Botero, Parque Berrío, Prado y San Benito.
Los delincuentes cobraban entre $10.000 y $100.000 semanales a sus víctimas, con la amenaza de impedirles trabajar si no cumplían con los pagos. En muchos casos, los afectados eran agredidos físicamente o apuñalados. Un comerciante de San Benito llegó a entregar hasta 25 millones de pesos antes de recibir amenazas de muerte.
La estructura del grupo estaba organizada bajo un cabecilla que identificaba a las víctimas y supervisaba la venta de drogas. A su mando estaban seis coordinadores, conocidos con alias como Barbado, Mono, Tatuado, Monito, Ossa, Ramiro y Zarco, encargados de ejecutar los cobros y las agresiones.
“Convirtieron el espacio público en un territorio dominado por el miedo, ejerciendo una violencia particularmente fuerte contra trabajadoras sexuales y población LGBTIQ+, víctimas de este régimen criminal desde 2015”, aseguró el fiscal a cargo del proceso.
Con estas capturas, las autoridades esperan devolver la tranquilidad a las zonas céntricas de Medellín y frenar la presión criminal que por años sometió a cientos de personas.