Es apenas lógico manifestar que los comerciantes de Barranquilla merecen una atención acorde con las necesidades actuales por parte de la fuerza pública, máxime que en este caso, no debemos estar comparándonos en este tópico con las demás ciudades del país, sino concentrarnos en la problemática local y olvidarnos de las estadísticas del año pasado, que para este mismo mes registró tres o cuatro casos más y tener dicha ínfima disminución como base para afirmar que la situación ha mejorado.
Es tal el problema de la inseguridad en Barranquilla y su área metropolitana, patentizada en gran parte en el fenómeno de la extorsión –la que se ha incrementado en los últimos días– que amerita continuar recalcando sobre este tema; por eso consideramos como muy importante la enérgica reacción de los comerciantes y la ciudadanía en general, en torno a los hechos delictivos ocurridos en las últimas semanas –tal como lo hemos destacado en nuestras páginas–, preocupación que la institución policiva ha considerado como justificada.
Aceptarlo de esa manera, equivale a darle la razón a la comunidad barranquillera en general, la que está afectada por la ola de criminalidad que no disminuye sus índices, de ahí la necesidad que la Policía continúe comprometida –tal como lo ha venido haciendo– para hacer sentir más segura nuestra ciudad.
Ese es el motivo de los reclamos de la ciudadanía, porque Barranquilla otrora fue una ciudad que se preciaba de segura y de un tiempo para acá tal creencia se ha venido desvaneciendo, hasta el punto de considerarse como una de las más abatidas por el flagelo de la extorsión, delito que tiene como víctimas a transportadores, comerciantes, grandes y pequeños y a la ciudadanía en general.
Es importante contar con planes de seguridad, estudios estructurados que respondan a soluciones definitivas, es menester que se diseñen planes, que traigan la tranquilidad a la ciudadanía.
Una de las medidas que siempre hemos propuesto –además de concretar un aumento significativo del pie de fuerza de la Policía– es la organización de operativos conjuntos entre la Policía, el Ejército y la Armada, los cuales se deben desarrollar en todo el perímetro urbano del Distrito y su área metropolitana.
Es una gran verdad que los comerciantes de Barranquilla tienen derecho a recuperar su tranquilidad, para así volver a percibir a nuestra ciudad como segura; no se puede negar que se requieren soluciones integrales que se vean con la contundencia que la situación exige, es necesario estar en alerta máxima y tomar las medidas pertinentes para proteger a los comerciantes.
Algunas medidas adicionales deben consistir no solo en reducir al mínimo posible los casos de extorsión, sino garantizar el derecho a la vida, la integridad personal y la libertad financiera, asistir a las víctimas y condenar a los extorsionistas.
Es necesario que se atiendan los sectores más afectados del centro comercial de Barranquilla y se ejerza un mejor control en todo el perímetro urbano de nuestra ciudad, con la instalación de puestos móviles durante las 24 horas del día.
Los pequeños comerciantes, como tenderos, propietarios de licoreras, misceláneas, ventas de fritos y hasta de minutos de celulares, se han visto obligados a cerrar sus negocios.
Incrementar los operativos y las disposiciones para contrarrestar ese aumento delictivo de la extorsión, deberá ser una prioridad si se pretende reducir esos índices delincuenciales.