En el barrio Simón Bolívar de Barranquilla, la parroquia Santa Marta fue escenario de un insólito robo mientras avanzaban trabajos de remodelación. Unos ladrones ingresaron al templo y se llevaron el sagrario y una copa utilizada en la comunión, convencidos de que se trataba de piezas elaboradas en oro.
La sorpresa llegó cuando, al salir de la iglesia, descubrieron que los objetos eran de lata pintada con un tono dorado. Ante el engaño, abandonaron las reliquias entre los escombros acumulados en las afueras del templo.
El hecho generó repudio entre los feligreses, quienes destacaron que, aunque los elementos no tenían valor económico, su importancia espiritual es incalculable. “Es un sacrilegio, un acto imperdonable contra lo que representa nuestra fe”, expresó Armando Bolívar, habitual asistente a la parroquia.
Los artículos fueron recuperados horas después, pero la comunidad insistió en que el robo no puede minimizarse y pidió mayor presencia policial en la zona para proteger el templo. Como acto de reparación, la parroquia anunció la realización de una misa especial para pedir perdón y renovar la unión de sus fieles.