El proyecto del Presupuesto General de la Nación (PGN) para 2026 se encuentra en un punto crítico debido a la falta de consensos entre el Gobierno y las comisiones económicas del Congreso. La propuesta inicial presentada por el Ministerio de Hacienda asciende a $557 billones, pero las diferencias sobre la cifra definitiva han frenado el inicio de la discusión formal.
El ministro Germán Ávila sugirió reducir el monto en $7 billones, dejándolo en $550 billones, mientras que algunos congresistas consideran que el ajuste debe ser mucho mayor. Desde el legislativo se han radicado proposiciones para bajar el presupuesto hasta en $40 billones, con el fin de mitigar los riesgos fiscales y dejarlo en $517 billones.
La senadora Angélica Lozano (Alianza Verde) aseguró que el Gobierno “presenta un presupuesto inflado” que no corresponde con los ingresos reales, mientras que el senador Carlos Abraham Jiménez (Cambio Radical) planteó dos alternativas: una reducción de $26 billones para evitar una nueva reforma tributaria, o un recorte de $50 billones, aunque reconoce que esta última opción no prosperará por las mayorías oficialistas.
La sesión prevista para el 10 de abril se aplazó tras intensas reuniones entre congresistas y funcionarios del Ejecutivo, que no lograron acuerdos concretos. Con el plazo legal fijado hasta el 15 de septiembre, el riesgo de que el presupuesto sea aprobado por decreto —como ocurrió en 2024— aumenta, generando incertidumbre sobre el rumbo fiscal del país para el próximo año.