El grito de la sombra: El Lado Oscuro del Rock y la inquietante historia del black metal

Redacción:Geraldine de la Hoz

Desde sus orígenes, el rock ha sido un género cargado de dualidad. Por un lado, es la banda sonora de la libertad, la rebeldía y el amor. Por otro lado, ha albergado una sombra innegable, un lado oscuro que coquetea con la transgresión, la misantropía y, en sus manifestaciones más extremas, la violencia y el ocultismo. En este espectro de oscuridad, pocos géneros han explorado los límites de la moral y el arte con la misma intensidad y polémica que el black metal.

La oscuridad en el rock no surgió de la noche a la mañana. Bandas como Black Sabbath sentaron las bases del heavy metal con temáticas de horror y esoterismo. El punk y el thrash metal le inyectaron una dosis de nihilismo y agresividad. Pero fue en la fría Noruega de los años 90 donde esta evolución encontró su punto de quiebre. El black metal, con su sonido crudo, sus guitarras distorsionadas hasta el punto de la abstracción y sus voces guturales, no era solo música, sino una declaración de guerra contra la sociedad, la religión y el statu quo.

La estética del género es tan importante como su sonido. El uso del corpsepaint (pintura facial en blanco y negro), las vestimentas de cuero, las cruces invertidas y los símbolos paganos crearon una imagen perturbadora y misteriosa. No se trataba de un simple disfraz, sino de una forma de anular la identidad para convertirse en un emisario de la oscuridad y la misantropía.

El lado más siniestro del black metal no se quedó en la lírica o en el atuendo. La historia del género está marcada por una serie de crímenes que lo llevaron de la clandestinidad a los titulares internacionales. Los incendios de iglesias en Noruega, supuestamente perpetrados por miembros de la «Inner Circle» de la escena, no solo destruyeron templos históricos, sino que también cimentaron la leyenda negra del black metal como un movimiento que pasó de la fantasía al acto criminal.

El clímax de esta oscura historia fue el asesinato de Øystein Aarseth (Euronymous), guitarrista de la banda Mayhem, a manos de Varg Vikernes, un músico de la misma escena. Este trágico evento, más allá de la rivalidad personal, se convirtió en el símbolo de la autodestrucción y el extremismo que llegaron a dominar una subcultura.

A pesar de sus orígenes violentos y su estética controvertida, el black metal ha evolucionado. Hoy en día, el género abarca un amplio espectro que va desde el black metal melódico hasta el atmosférico y el experimental. Sin embargo, su esencia oscura permanece. Ha influido en bandas de otros géneros y ha servido como un escape para aquellos que se sienten alienados por la sociedad.

El lado oscuro del rock, y el black metal en particular, es un recordatorio de que la música no siempre busca la luz. A veces, se aventura en la penumbra, explorando los rincones más complejos de la psique humana, la rebeldía extrema y la fascinación por lo prohibido. Es un espejo que, aunque a veces perturbador, refleja una parte de la condición humana que raramente se muestra en el escenario.