Breves reflexiones del periodismo

Orlando Andrade.

Por Orlando Andrade Gallardo

El periodismo en Colombia es tradicional, apareció en el centro del país y se fue regando a las regiones con autonomía y autenticidad, enmarcado en principios éticos, respetuoso y diáfano; concebido por unos verdaderos apóstoles, hasta que apareció  el proceso 8.000. Desde esa época los privados se apoderaron de los medios de comunicación y los manejan a su antojo, controlando la información,  divulgando la que les conviene e interesa,   desechando los logros que ha alcanzado el gobierno y sus instituciones.  El sector  fue reforzado con el neoliberalismo que hizo presencia en la administración de Gaviria con la privatización de importantes empresas estatales por la presión ejercida  del BM y el FMI, que introdujo el modelo  empobreciendo aún más a los colombianos.

En los recientes gobiernos no se evidenciaba y notaba tanto el control de los medios porque defendían los mismos intereses económicos, al llegar el gobierno del cambio la autoridad y dominio sobre las informaciones son bien marcados y los comunicadores obedecen las órdenes de sus jefes desde las empresas, para no quedar desempleados. El contubernio de las tres últimas administraciones con los gremios crearon un imperio que controla todo lo que sucede en Colombia a través de los medios de comunicación, en estas condiciones preparan acciones y estrategias que conduzcan a desprestigiar el gobierno con mentiras como se observa y lee en los noticieros y los artículos de prensa amarillista. Es la razón de una nueva constituyente para reestructurar la Constitución, no solo ese adefesio jurídico, sino otros que atentan contra la democracia y tiene atrancado al desarrollo socioeconómico de la nación. Para cualquier actividad, servir de idiota útil no es grato y placentero, y es lo que se percibe en muchos medios de comunicación, informar con noticias distorsionadas, sesgadas y perversas, no solo es traición al bello oficio, sino a la patria y al público.

En Colombia existe un hondo abismo informativo televisado que ha sembrado la duda en la opinión pública por los fuertes cuestionamientos de la prensa libre y democrática que aun funciona en el país.  Las marcadas evidencias de los dos canales de televisión al defender a los privados  cuando el gobierno anuncia una reforma de cualquier género, inmediatamente  brotan las críticas y editoriales contra las medidas del gobierno que apenas son proyectos para consensuarlos y someterlos a discusión.  Un ejemplo es la nueva reforma de financiamiento por 26 billones de pesos  para ajustar algunos proyectos de interés nacional, una de las peticiones es   incrementar el IVA a las boletas para ingresar a los espectáculos públicos, superior a un millón de pesos. Paralelamente la televisión nacional abrió las cámaras, luces y micrófonos  para que el director de Fenalco criticara con vehemencia la medida como es su costumbre, asegurando que Petro acabaría con la recreación imponiendo IVA del 19% a las entradas de cualquier espectáculo público. En el trámite de la reforma laboral, pensional y salud sucedió igual, alteraron todo lo que salió de la presidencia para hundirla, pero no pudieron, estas prácticas aberrantes aún continúan para crear pánico en la ciudadanía, con eminentes peligros. En el partido Colombia-Bolivia, donde había más de 60 mil aficionados, los idiotas útiles pagados por la derecha radical arengaban contra Petro y el colectivo como manada puede seguir las arengas con consecuencias fatales de asonada y enfrentamientos, difícil  de controlar.

Los colombianos se preguntan  por  las constantes alocuciones presidenciales, sencillo, porque  la oposición conservadora  y añeja, no le dejó otra opción de presentarse cuantas veces sea necesario, para aclarar con cifras y gráficas al país los avances de su plan de gobierno, y desmentir las falsas y amañadas  informaciones que divulgan algunos medios de comunicación. Con preocupación señaló en la última presentación que la opinión pública y sus seguidores deben saber la verdad sobre sus gestiones administrativas, que los medios omiten y distorsionan intencionalmente. Es triste que personajes ajenos al gobierno pretendan manejar la información confidencial para continuar controlando las realidades y perjudicar la sociedad, sometiéndola a la zozobra, al temor y limitando sus libertades. Quien controla la información manda. En Colombia es  necesario realizar un gran foro sobre la realidad del periodismo para examinar  los elementos éticos, críticos y cualitativos que aquejan el bello oficio.