Tortura al despertar

Por Guillermo Luis Nieto Molina
Escritor -Poeta -Columnista-Colaborador

No había sido un buen día para él ,de hecho los días no son buenos o malos, son los resultados de como los viviste. Se recostó en su cama después de un baño liberador, decía, » si todo en la vida se resolviera con un baño, las lagunas de oxidación, fueran más contaminantes que los lixiviados de la basura y desechos orgánicos » no tardó mucho para dormir, y para soñar en su descanso ligero, como su sueño ,soñó:
«Se vio en un gran trancón en la avenida cotidiana que abordaba por las venas desgastadas de sus calles para llegar a la gran arteria.
En medio del trancón , recordó el poema de Federico Santodomingo, » el tercer huevo del hombre :el carro» y se dijo así mismo nojoda cuanta razón todos somos unos huevones, trabajamos tan fuerte y parejo para vivir secuestrados en nuestro propio huevo. Para no desesperarse veía la sincronidad de las manos de una mujer que delante de él viajaba conduciendo un auto pequeño, y se maquillaba con una mística como quien dibuja una obra de arte , así poco a poco su rostro ajado y ojeroso se transformaba en radiante y atractivo.
En su sueño comprendió ,que no hay ningún placer en conducir la vida , como los autos en un solo sentido, los trancones nos hacen lentos y aburridos, las vías de doble sentido son más interesantes y por cierto más innovadoras. Apreciaba con un dejo de asombro el zigzaguearr de las motos liberándose del secuestro del trancón , no podía ver las caras de las personas que las conducían, pero si sus ojos de águila casi sin pestañar ,acompañados algunos,de mujeres gordas y amorfas que dejaban ver la cascada de sus nalgas amordazadas por un hilo dental. Por supuesto, de parrilleras , también pasaban mujeres hermosas que lo hacían roburecer, por sus tremendas colas.
En ese inmenso rio de vehículos sintió que le golpeaban el vidrio de su auto al mirar era un hombre que lo apuntaba con una pistola pidiendole el celular y la cartera. Fue allí cuando le sonó el despertador y
Sofocado dijo:
— ¡Me salvé era un sueño!!
Se bañó apresuradamente, al salir del baño preguntó a su mujer.
— ¿Qué hay de desayuno?
Ella contestó
— Torticas de harina de trigo
El musitó entre dientes
— Mejor me hubiesen atracado en el sueño que tener que vivir ésta tortura!!
Era evidente que las torticas de harina de trigo no le gustaban..