“Defender el patrimonio es también defender la soberanía cultural y simbólica del país”: Catalina Ceballos

En el corazón arqueológico de Colombia, San Agustín, concluyó el Foro Internacional: Buenas Prácticas de Repatriación de Bienes Culturales, Geológicos y Paleontológicos, una iniciativa liderada por el Ministerio de Relaciones Exteriores, con apoyo de la APC Colombia, que reunió a expertos y representantes de cinco países africanos, Egipto, Kenia, Camerún, Ghana y Sudáfrica, en torno a un objetivo común, avanzar en la justicia histórica mediante la devolución de bienes culturales a sus territorios de origen.

Uno de los logros más significativos de este encuentro fue la socialización del borrador de decreto por medio del cual se crea el Comité Interinstitucional para la Prevención del Tráfico Ilícito y la Repatriación de Bienes Muebles de Interés Cultural, Geológicos y Paleontológicos que se encuentran fuera del territorio nacional de manera irregular. El objetivo es establecer lineamientos para la repatriación o devolución de estos bienes a través de un Comité Técnico Intersectorial.

Este decreto es liderado por la Cancillería de Colombia, junto al Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes, el Instituto Colombiano de Antropología e Historia – ICANH, el Archivo General de la Nación y el Servicio Geológico Colombiano, entidades que también participaron del Foro.

“El decreto crea herramientas concretas: definición de repatriación, devolución, cooperación internacional y mecanismos de articulación con el Instituto Internacional para la Unificación del Derecho Privado – UNIDROIT y la UNESCO como canales de interlocución. La Cancillería asume un rol de coordinación internacional exclusiva, lo que le da coherencia y fuerza a la posición de Colombia en el escenario global”, resaltó Catalina Ceballos, directora de Asuntos Culturales del Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia.

Durante cinco días de intensas jornadas en Bogotá y San Agustín, se construyó un espacio de diálogo entre gobiernos, comunidades y organizaciones que han enfrentado, desde distintos contextos, las heridas abiertas por el despojo cultural. Un despojo que, en el caso colombiano, tiene rostro y voz, el de las comunidades indígenas y organizaciones sociales del Huila que, desde hace décadas, exigen el retorno de piezas arqueológicas hoy en manos de instituciones europeas.

“Defender el patrimonio es también defender la soberanía cultural y simbólica del país. La restitución se convierte en un acto de justicia histórica, no solo en un trámite administrativo”, expresó Catalina Ceballos durante la jornada de clausura en el Parque Arqueológico de San Agustín.

La elección de San Agustín como sede del foro no fue casual. Este territorio, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO el 5 de diciembre de 1995, representa uno de los centros más importantes de la cultura precolombina en América del Sur. Sin embargo, muchas de sus piezas emblemáticas, particularmente esculturas y objetos líticos, fueron extraídas del país durante los siglos XIX y XX, y permanecen hoy en museos e instituciones de Europa, especialmente en Alemania.

El foro se inscribió como parte de los compromisos adquiridos por el Gobierno Nacional con las comunidades locales, quienes han impulsado una lucha persistente por la recuperación de su patrimonio. Organizaciones indígenas, veedurías ciudadanas y líderes comunitarios participaron en las sesiones, aportando su conocimiento ancestral y su perspectiva sobre lo que significa para los pueblos originarios que las piezas regresen a casa.

A lo largo del encuentro se discutieron marcos jurídicos, estrategias diplomáticas y experiencias concretas de restitución. Pero también se enfatizó que la repatriación no es solo un acto simbólico, sino una herramienta para la reparación histórica y la reafirmación de la identidad colectiva.

Uno de los momentos más significativos fue el panel de cierre, centrado en los «Retos y desafíos en la repatriación de bienes del patrimonio cultural», donde se reconoció que los obstáculos son numerosos: vacíos legales en los países de origen y destino, falta de cooperación institucional, restricciones presupuestarias y resistencias políticas. Sin embargo, también se destacó que estos procesos abren la puerta a una cooperación Sur-Sur más sólida y al desarrollo de modelos de restitución más participativos.

Por otro lado, Catalina Ceballos hizo un llamado a la comunidad para fortalecer la organización frente a la exigencia de la repatriación o rematriación, como la Veeduría de la Repatriación del Macizo Colombiano prefiere llamar el proceso.

“Ese es nuestro rol, un rol distinto al de las comunidades, que, desde su saber y su sentir, deben ejercer presiones y generar tensión frente a estos ‘tenedores’, ‘custodios’ o ‘coleccionistas’”, manifestó la directora.

Los panelistas internacionales compartieron casos emblemáticos de sus países. Purity Kiura, de los Museos Nacionales de Kenia, narró cómo el trabajo conjunto entre instituciones y comunidades ha permitido la recuperación de objetos rituales clave para su memoria colectiva. Por su parte, Alphonse Kumaza, del Ministerio de Turismo, Cultura y Artes Creativas de Ghana, subrayó la necesidad de construir una narrativa internacional donde el retorno de bienes no sea visto como una pérdida por parte de los países receptores, sino como un acto de justicia global.

Con este foro, Colombia no solo avanza en su agenda de restitución patrimonial, sino que se posiciona como un actor relevante en la escena internacional en materia de diplomacia cultural. Los intercambios generados entre los países participantes permitirán consolidar alianzas estratégicas para afrontar, de manera conjunta, los desafíos globales en torno al patrimonio expoliado.

La experiencia dejó una conclusión clara, restituir es reparar, y ese acto comienza por reconocer la voz de las comunidades como protagonistas de su historia. En San Agustín, esa historia sigue latiendo entre las piedras milenarias, esperando el regreso de sus hermanas ausentes.