La lechona infinita y los números mágicos de Petro en Japón

En su visita a la feria del futuro en Osaka, el presidente Gustavo Petro presentó cifras que rozan lo fantástico: asegura que Colombia ha vendido 10 millones de toneladas de lechona y que 1.300 millones de personas han visitado el pabellón nacional.

Mientras el mundo aún intenta descifrar si fue una broma, una hipérbole tropical o simplemente un error de cálculo con jet lag, el presidente Gustavo Petro sorprendió en la madrugada con un balance triunfalista desde Japón. En su cuenta de X (antes Twitter), el mandatario afirmó que la participación de Colombia en la feria del futuro de Osaka ha sido un “éxito rotundo”, pese a que su costo supera los 8 millones de dólares.

Pero lo que realmente ha capturado la atención no es el monto de la inversión, sino las cifras presentadas: diez millones de toneladas de lechona vendidas —sí, leyó bien— y mil trescientas millones de personas visitando el stand colombiano. Con estos números, la lechona tolimense ha dejado de ser un plato típico para convertirse en leyenda: un manjar que desafía las leyes de la física, la producción mundial de carne de cerdo y la capacidad gástrica del planeta.

Para ponerlo en contexto: 10 millones de toneladas es el equivalente al peso de 100 portaaviones, o 27 edificios Empire State. Para cocinar tal banquete se habrían necesitado 200 mil hornos industriales y al menos 2 mil cocineros trabajando 24/7, lo cual, por razones obvias, no ocurrió.

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Y si hablamos de visitantes, el número también suena a ciencia ficción. Japón tiene 123 millones de habitantes, por lo que recibir 1.300 millones de personas implicaría que cada japonés haya pasado por el pabellón al menos diez veces, o que se haya encontrado un portal interdimensional en Osaka que conecta con el resto del planeta. Ni el Mundial de fútbol ni la Expo Universal de París en 1900 lograron algo similar.

La reacción en redes no se hizo esperar. Mientras algunos se lo tomaron con humor, otros lo vieron como un intento poco afortunado de justificar el alto costo de la participación de Colombia en la feria. Petro también aprovechó para lanzar dardos contra Anato y Fontur, acusándolos de obstaculizar la venta de túnicas Wayúu: “Quise vender masivamente túnicas Wayúus y los señores de Anato y Fontur se opusieron, pero para hacer actos de campaña uribista con dinero público, sí sirven”, escribió.

Así las cosas, la gira presidencial deja más preguntas que respuestas. ¿Error de redacción? ¿Exageración poética? ¿Una estrategia para opacar las críticas por el gasto? Lo único cierto es que la lechona colombiana ya es parte del imaginario mundial… aunque solo sea en los discursos del presidente.